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Belisario, su vida de cine

Fijo que más de cien mil colombianos conversaron con Belisario Betancur en sus 81 años de vida pública. Fijo que todos quedaron embrujados, fue un seductor charlando por amable y bonachón.

11 de diciembre de 2018 Por: Poncho Rentería

Un grotesco insultador lo llamó “un servidor del imperialismo, un elitista, un oligarca disfrazado de arriero antioqueño”, calificación con alta dosis de mala leche. Fijo que más de cien mil colombianos conversaron con Belisario Betancur en sus 81 años de vida pública. Fijo que todos quedaron embrujados, fue un seductor charlando por amable y bonachón. Difícil encontrar una biografía con tanta riqueza como la de Belisario Betancur. Si quieren llevar al cine una biografía fascinante, les toca escoger a este expresidente que nació en el pueblito minero y antioqueño de Amagá donde convivían 17 hermanos que rezaban mucho y soportaban la dura pobreza, les faltaba todo: almohadas, velas, agua, sopas, cuadernos, lápices, ropa y calzado. La familia Betancur era estrato uno y rural. Al seminario lo metió su católico padre porque lo soñó sacerdote y era gratis. Allí aprendió latín y griego. Punto.

Belisario Betancur se paseó dichoso por 87 países, amó la literatura, la poesía, la política, la zarzuela y toda España. Y luego de tres derrotas le ganó la presidencia a López Michelsen. Hace años, almorzando en la oficina de Ivonne Nicholls, frente a Rita Restrepo, Margarita Vidal, Salvo Basile y Fanny Mickey, le pregunté al expresidente si tuvo afición por el tango. Nos respondió que era gardeliano, tanguero total, que de joven los cantaba con Manuel Mejía Vallejo, Fernando Botero y Jaime Sanín Echeverri, sus amigos de copas, milongas, poesía y literatura. Punto.

“Tango que me hiciste mal y sin embargo te quiero”, nos recitó el expresidente añadiendo que se sabía la letra de muchos, que en el baño cantaba Cambalache, el que dice: “Era para mí la vida entera como un sol de primavera mi esperanza y mi pasión… sabíaaaa que en el mundo no cabía toda la inmensa alegría de mi propio corazón, ahora cuesta abajo en la rodada mis ilusiones guardadas ya no las puedo apartar”. Y nos habló de Buenos Aires, de Enrique Santos Discépolo y Sábato. Asombraba su amplia cultura.

Gran pacifista fue Belisario. Logró que las Farc, hace 35 años, dejaran de matar soldados. Esas Farc pararon sus bombazos pero unos rudos generales nuestros, por soberbia y amor propio ofendido, sabotearon esa frágil tregua de 15 meses. Allí volvió la guerra y con el secuestro y la coca la guerrilla se volvió fuerte. Belisario Betancur nos dejó una biografía espectacular. Y fue feliz, ya viudo, con su mágica novia-esposa Dalita Navarro. Murió admirado y respetado porque fue generoso, pacifista y le jugó limpio al país.

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