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Armitage es mega-súper

Serio Armitage en Cali mientras en Bogotá unos ‘tipos jailositos e importantones’, reciben millonadas de Odebrecth con la promesa de darles a ganar licitaciones que arruinan a ustedes los contribuyentes.

21 de marzo de 2017 Por: Poncho Rentería

En tierra caliente, cercana a Bogotá estuve el domingo en un almuerzo musical, caleñísimo, mayoría hinchas del Cali que celebraron el triunfo ante el América. Regia Soffía la ‘cheff’, día cálido, mujeres vanidosas y guapas, ellos y ellas hablaron maravillas del alcalde Armitage. No lo elogiaron por buen marido, porque denunció unas gabelas exageradas en costo a unos dirigentes sindicales ligados a servicios públicos para Cali. ¿Una manera alegre de gastar el dinero de todos? Eso contaron, citaron informes de El País y hubo sorpresas al saber de unas gabelas exóticas que arruinaróan a cualquier empresa.

Don Maurice dijo que no hay sensatez en los dirigentes de sindicatos porque deciden estudiar “unos doctorado exóticos” o refinados “tratamientos médicos línea estética”, nada urgentes para los “compañeros”. Los caleños en ese cumpleaños dijeron que “Armitage es ejemplo de civismo para Colombia. Y él no es de los ricos que rajan y rajan pero no entran al barro ni al problema”. Me tocó opinar y dije: “Armitage es un líder nacional cuando derrocha honradez y ataca a los contratistas línea veinte por ciento en ají y sospechosas propinas”. Dije más, “Armitage nunca recibirá ni un pandebono de serrucho o comisión, es alérgico a eso y a toda mermelada”.

Serio Armitage en Cali mientras en Bogotá unos ‘tipos jailositos e importantones’, reciben millonadas de Odebrecth con la promesa de darles a ganar licitaciones que arruinan a ustedes los contribuyentes. En su portada la revista Semana trae un subtítulo que dice: “Santos, en su peor momento” y me toca recordarles que el director de esa revista es Alejandro Santos, sobrino del presidente, un veterano que marca ya 25 años de trabajar en periodismo. No viene del uribismo el coscorrón del ‘peor momento’, ese subtítulo es por la baja popularidad que hoy marcan el gobierno y el mismo presidente. No está hoy el presidente Santos en su peor momento porque en octubre 2 pasó la mala noche de la derrota a su amado plebiscito.

A Santos le quedan 507 días de gobierno. Si la suerte le ayuda…, si saca a ciertos ineptos que lo rodean, si sus aplaudidores cambian de táctica, pueden ayudarle. Santos aún puede salir en hombros del Palacio Presidencial con cuatro timonazos a su gobierno. O de pronto salir con una rechifla descomunal. Ese es el riesgo del poder.

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