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Voto de confianza a la paz

Al contrario de los escépticos, ¡creo que esta vez sí va a...

2 de septiembre de 2012 Por: Patricia Lara

Al contrario de los escépticos, ¡creo que esta vez sí va a negociarse la paz!El panorama es muy distinto al de la época del Caguán, cuando los jefes de las Farc estaban convencidos de que ganarían la guerra. Por eso utilizaron la zona de despeje para fortalecerse militarmente. Y el gobierno hizo lo mismo: inició el Plan Colombia y, con él, Estados Unidos les proporcionó a las Fuerzas Armadas miles de millones de dólares en ayuda militar.Entonces, tanto el Ejército como las Farc usaron la negociación de paz como una táctica para ganar la guerra.Pero las Farc cometieron errores que les costaron caro: con sus trampas (¿qué tal, por ejemplo, el secuestro del parlamentario Gechen Turbay en pleno despeje?) lograron que el país se sintiera burlado, que los odiara al unísono y que escogiera la guerra como salida. Entonces eligió presidente a Álvaro Uribe quien, con su estilo de padre macho y autoritario, conquistó a los colombianos. Y con Uribe, no sólo la gente volvió a viajar tranquila por las carreteras sino que, de la mano de su ministro de Defensa más destacado, Juan Manuel Santos, se fortaleció la inteligencia y se propinaron golpes tan contundentes, como rescatar a Íngrid Betancourt y dar de baja a varios dirigentes, entre ellos a uno clave, ‘Raúl Reyes’.Después, el país eligió a Santos, quien parecía un continuador de Uribe, y golpeó aún mucho más a las Farc, pues dio de baja a sus dos principales jefes: ‘Alfonso Cano’ y el ‘Mono Jojoy’. Entonces las Farc quedaron mal heridas, en medio de gran presión internacional para que pactaran la paz: sus gobiernos amigos -Cuba, Venezuela, Ecuador, Brasil, etc- les insistían en que el único camino que les queda es la negociación.Pero este nuevo proceso está rodeado de otros factores positivos: 1. Santos no tiene resentimientos personales contra la guerrilla (no le mataron al padre, como a Uribe), que le impidan negociar con ella. 2. Él es un experto en negociación (en Harvard lo entrenó Roger Fischer, el gurú mundial del tema) y, desde principios de los 90 se ha mostrado convencido de que si bien hay que golpear en lo militar, esta guerra sólo se acaba negociando la paz. 3. Santos tiene claro que no va a repetir los errores del pasado: es decir, hará una negociación en el exterior; no cederá territorio; no suspenderá acciones militares; impedirá que las negociaciones se vuelvan un espectáculo en el que multitud de personas dan opiniones diferentes y buscan protagonismo; dirigirá de cerca el proceso, seguro apoyado en su hermano Enrique, muy conocedor del tema; las conversaciones tendrán un tiempo limitado y no se suspenderán hasta que no haya acuerdo y, dado el carácter campesino de las Farc, se tratarán puntos clave: política de desarrollo agrario integral, acceso al uso de la tierra, infraestructura y adecuación de tierras, estímulo a la producción agropecuaria, asistencia técnica, crédito, mercadeo, formalización laboral, salud, educación, vivienda, erradicación de la pobreza y solución al problema de las drogas ilícitas.Así, no se estarían negociando las instituciones, sino reformando lo que hay que reformar para que este país sea viable. Al revés de lo que decía Santo Tomás: ¡No hay que ver para creer, sino creer para ver!Ahora hay otros aires, queridos lectores: confiemos, creamos, unámonos en torno a este propósito… Así, esta vez, veremos la paz