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Para ‘Jesús Santrich’, al borde de la muerte

Hoy, cuando después de 27 días usted continúa su huelga de hambre sin que haya ingerido nada distinto de una mandarina, agua y las drogas que toma para la epilepsia;

6 de mayo de 2018 Por: Patricia Lara

‘Jesús’:

Hoy, cuando después de 27 días usted continúa su huelga de hambre sin que haya ingerido nada distinto de una mandarina, agua y las drogas que toma para la epilepsia; hoy, cuando ha rechazado que le pongan suero y ha escrito una carta en la que pide que si queda inconsciente no lo canalicen para hidratarlo y exonera al Estado de cualquier responsabilidad por su muerte; hoy, cuando el país mira con indiferencia asombrosa su determinación de llevar su decisión hasta sus últimas consecuencias, pues ya usted advirtió que no va a dejarse extraditar porque se morirá antes; hoy, cuando algunos colombianos, encabezados por el jefe del equipo negociador del Gobierno, Humberto de La Calle, han dado su voz de alarma sobre la inconveniencia de su extradición, y otros hemos escrito que, posiblemente, detrás de ella se esconde una injusta y peligrosa imposición de la DEA, le regalo de nuevo este poema de César Vallejo que hace unos años les di de Navidad tanto al Presidente y a los miembros del equipo negociador del gobierno, como a ‘Timochenko’ y a los integrantes del equipo negociador de las FARC.
Recuerdo que a propósito de ese poema, usted me entregó, en el lobby del Hotel Palco de La Habana, ¡cinco o seis páginas de comentarios sobre el mismo!

Sin embargo, antes de transcribirlo y de dárselo otra vez, le pido que recapacite y no se muera. Y al Presidente le ruego que haga algo para evitar no sólo su muerte sino también la frustración y el miedo que ella generaría en los excombatientes y la tragedia de que muchos de ellos, a raíz de la inseguridad jurídica que les produciría, optarían quizás por volver a lo mismo. Entonces regresaría el crescendo de esta maldita guerra...

Por favor, ‘Santrich’, no se muera...


Considerando en frío, imparcialmente
César Vallejo


Considerando en frío, imparcialmente,
que el hombre es triste, tose y, sin embargo,
se complace en su pecho colorado;
que lo único que hace es componerse
de días;
que es lóbrego mamífero y se peina…

Considerando
que el hombre procede suavemente del trabajo
y repercute jefe, suena subordinado;
que el diagrama del tiempo
es constante diorama en sus medallas
y, a medio morir, sus ojos estudiaron,
desde lejanos tiempos,
su fórmula famélica de masa…

Comprendiendo sin esfuerzo
que el hombre se queda, a veces, pensando,
como queriendo llorar,
y, sujeto a tenderse como objeto,
se hace buen carpintero, suda, mata
y luego canta, almuerza, se abotona…

Considerando también
que el hombre es en verdad un animal
y, no obstante, al voltear, me da con su tristeza
en la cabeza…

Examinando, en fin,
sus encontradas piezas, su retrete,
su desesperación, al terminar su día atroz,
borrándolo…

Comprendiendo
que él sabe que le quiero,
que le odio con afecto y me es, en suma,
indiferente…

Considerando sus documentos generales
y mirando con lentes aquel certificado
que prueba que nació muy pequeñito…

le hago una seña,
viene,
y le doy un abrazo, emocionado.
¡Qué más da! Emocionado…Emocionado…

Sigue en Twitter @patricialarasa