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¡País de locos!

La confesión de Cristofer Chávez, quien asesinó a los cuatro niños en...

1 de marzo de 2015 Por: Patricia Lara

La confesión de Cristofer Chávez, quien asesinó a los cuatro niños en el Caquetá y tiene el apropiado alias de Desalmado, es una aterradora prueba de lo perturbada que puede llegar a estar la mente de los colombianos, especialmente en zonas como las de ese departamento, que han vivido en guerra década tras década.Sin que mostrara el menor signo de culpa o arrepentimiento, este hombre contó como aceptó amedrentar y desplazar a Jairo Vanegas y su familia a cambio de los $500.000 que por ese “trabajo” pagaba una vecina enfurecida, Luzmila Artunduaga, y cómo el 3 de febrero fue con Ederson Carrillo a buscar a Vanegas y, al no encontrarlo a él ni a la esposa, para poder cobrar el dinero, por insinuación de Carrillo, mató, uno a uno, a los cuatro niños.¡Tienen que estar muy desquiciadas esas personas para haber sido capaces de cometer semejante acto de crueldad! ¡Y tiene que estar muy perturbada esta sociedad para que sea ‘normal’ que, a cambio de dinero, se amedrente a las familias a las cuales, a base de provocarles terror, por una razón o por otra, se las fuerce a desplazarse de las distintas zonas!Eso demuestra que la tarea que hay por hacer en Colombia en el campo de la salud mental es gigantesca. Recuerdo que según cifras publicadas en un informe del 2010, citado por El Espectador, el 40 % de los colombianos había padecido algún trastorno mental, y sólo el 23% había recibido tratamiento. La situación no debe haber variado mucho desde entonces.Lo más grave es que si nuestra locura individual no se trata ya, nuestra locura colectiva, es decir, nuestra violencia, seguirá ascendiendo en espiral, siempre con rostros distintos: provendrá de guerrillas, paramilitares, bandas urbanas, delincuencia común, pandillas juveniles, narcotráfico, bacrim, etc.Y, además, si no se desarrolla una acción eficaz para promover el buen trato a nuestros niños, la situación va a ser cada día peor: según una entrevista dada esta semana por la siquiatra de la Universidad del Valle Isabel Cuadros, creadora de la Fundación Afecto, la situación de maltrato que está viviendo la niñez en el país es “atroz”, y así lo ha sido desde hace mucho tiempo. Y la doctora Cuadros agrega que “la falta de atención en salud mental es gravísima en niños que han sido violentados”.De modo que frenar el maltrato a nuestros niños de una manera efectiva es una prioridad, como lo es curarlos y curarnos de la secuelas de locura que nos han dejado tantos años de violencia.Y curarnos vale la bicoca de US$3 per capita, esto es, $237 mil millones de pesos anuales, según datos de la Organización Mundial de La Salud, citados en ese informe de El Espectador por el siquiatra José Posada Villa, asesor en salud mental del Ministerio de la Protección Social.Sin embargo la inversión de ese dinero debería ser inaplazable para cualquier Presidente y para cualquier Ministro de Hacienda que quisieran erradicar desde el fondo la violencia.Como también tendría que ser inaplazable emprender una gran campaña que llegue a los corazones y a las mentes de cada colombiano, y gracias a la cual se nos grabe de manera indeleble que hay valores fundamentales que están muy por encima del dinero; que no todo vale, como dice el profesor Antanas Mockus; y que, como tanto insiste él, la vida es sagrada.