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¿Micos en vez de magistrados?

Al ver que en lo que va corrido del año, más de cien funcionarios judiciales (60 de la Fiscalía y 34 de la rama judicial), han sido procesados por venderse para torcerles el curso a procesos a cambio de dinero o dádivas; que la corrupción ya alcanzó la institución de la tutela, pues el juez cuarto laboral de Cúcuta.

27 de agosto de 2017 Por: Patricia Lara

Al ver que en lo que va corrido del año, más de cien funcionarios judiciales (60 de la Fiscalía y 34 de la rama judicial), han sido procesados por venderse para torcerles el curso a procesos a cambio de dinero o dádivas; que la corrupción ya alcanzó la institución de la tutela, pues el juez cuarto laboral de Cúcuta, Samuel Darío Rodríguez Duarte, fue encontrado culpable de fallar tutelas reconociendo beneficios a costa del presupuesto de Ecopetrol; que el exjefe de la Unidad Anticorrupción de la Fiscalía, Luis Gustavo Moreno Rivera, está preso y a punto de ser extraditado por corrupto; que también se están investigando decenas de casos menos visibles, como el de un exsecretario de juzgado de Bogotá que está detenido porque recibió 500 millones de pesos para dejar en libertad a hombres de ‘don Mario’; que dos funcionarios del CTI cobraban hasta dos millones de pesos por entregar información sobre procesos judiciales; que los escándalos han tocado a los tribunales de Villavicencio y Cundinamarca; que una funcionaria de la Fiscalía fue capturada cuando recibía 15 millones de pesos para no vincular a un concejal de Villeta, Cundinamarca, en un caso de ‘parapolítica’; que un juez de Montería fue señalado de dejar libres a hombres del Clan Úsuga; que ya la Fiscalía tiene documentados pagos de sobornos por cerca de 10.000 millones de pesos y que todavía faltan resultados de las investigaciones en no menos de 12 distritos judiciales; que todas esas son investigaciones preliminares; que estamos apenas ante la punta del iceberg y que esa avalancha de corrupción ya llegó hasta la propia Corte Suprema de Justicia, pues tres de sus antiguos presidentes están siendo investigados por vender su conciencia para manipular procesos y, así, beneficiar a connotados políticos –presidenciables, algunos de ellos- que les pagaron para evitar ser juzgados por sus delitos, me preguntaba: ¿qué diablos se puede hacer para enderezar la Justicia de este país? ¿Qué camino se puede coger cuando la sal se corrompe?

Entonces vino a mi memoria un artículo que hace un tiempo leí en The New York Times, escrito por Nicholas Kristof, y titulado 'Lo que los micos pueden enseñarnos sobre la justicia'. El autor se refería a un experimento en el que a unos micos les enseñaron a entregar piedritas a cambio de pedazos de cohombro. A los micos les gustaba ese trato. Pero como también les encantaban las uvas, un día les dieron a unos, en vez de cohombro, uvas a cambio de las piedritas, y a los otros continuaron entregándoles el mismo pepino.

Esa oferta fue considerada un insulto por todos los micos y muchos de ellos arrojaron enfurecidos los pedazos de cohombro. Kristof concluyó, entonces, que “a los micos les preocupa profundamente la justicia”, y que “les importa no solamente lo que ellos reciben, sino lo que reciben los otros”.

Entonces, al recordar esa historia, se me ocurrió pensar: ¿y si los jueces y magistrados fueran micos, cómo se comportarían? No lo sé… Pero, seguramente, actuarían con mayor sentido de la justicia que esos funcionarios judiciales corruptos que tanto daño le están haciendo al país.

Y ahora solamente esperamos, ¡que caiga el que tenga que caer! Y que el Fiscal Néstor Humberto Martínez cumpla la promesa sobre el tratamiento para esta situación qué “será doloroso, pero inaplazable”.
Esa es la única manera de limpiar la rama judicial… De lo contrario, no quedará más remedio que nombrar jueces a los micos.

Sigue en Twitter @patricialarasa