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¿Injusticia militar?

La fuga de la cárcel Cuatro Bolas de la base militar de...

23 de enero de 2011 Por: Patricia Lara

La fuga de la cárcel Cuatro Bolas de la base militar de Tolemaida, del mayor César Maldonado, condenado a 25 años por homicidio y por atentar en el 2000 contra el parlamentario de izquierda, Wilson Borja, devela un gran interrogante: ¿el estamento militar sí está dispuesto a acatar el fallo de la justicia ordinaria cuando se le juzga por la comisión de delitos que están por fuera del servicio, especialmente, si se trata de crímenes de lesa humanidad?Dice Borja que, a fines del 2009, él supo por alguien que escuchó la conversación en la cárcel La Picota entre dos condenados por su atentado (el capitán Jorge Rojas de la Policía y el sargento Evangelista Basto del Ejército), que el mayor Maldonado quien, según ellos, debía estar recluido en Tolemaida, se hallaba por fuera. Entonces el dirigente del Polo Democrático le escribió al Inpec preguntando dónde se encontraban los implicados en ese delito.En febrero del 2010 le respondieron que Rojas y Basto estaban en La Picota, que el paramilitar Régulo Rueda se hallaba en la cárcel Picaleña (Tolima) y que el mayor Maldonado pagaba pena en Tolemaida. Borja preguntó si la información había sido comprobada y, en marzo, le contestaron que el caso no le competía al Inpec sino a los militares, a lo cual él respondió que era el Inpec el que tenía que garantizar que los autores de su atentado cumplieran su sentencia. Borja le envió un oficio al nuevo ministro del Interior, Germán Vargas Lleras, preguntando por qué los autores de su atentado habían sido incluidos (por el gobierno de Uribe) como beneficiarios de la Ley de Justicia y Paz, cuando dicha ley sólo cobija a paramilitares y no a militares. En Octubre se reunió con el viceministro del Interior, Aurelio Iragorri quien, según él, “se preocupó mucho por ese hecho”.Luego ocurrió lo que ya sabemos: que al llegar a Tolemaida la orden de traslado a La Picota de Maldonado, -quien ya se había fugado en el 2004-, no lo encontraron y que lo recapturaron. Pero El Tiempo dijo que un oficial había informado que Maldonado se había ausentado varias veces de su sitio de reclusión y que un fin de semana lo habían visto en Melgar. Y también se supo en esos días que el mayor Juan Carlos Rodríguez, quien trabajaba para el tenebroso ‘Don Diego’, estando preso, realizaba fiestas en la cárcel, a las que habían asistido prostitutas. Y El Tiempo informó igualmente que tres oficiales del Ejército que siguen activos a pesar de que fueron condenados a 30 años de prisión por los llamados ‘falsos positivos’, “tienen permisos bimensuales para salir de la cárcel.”El vicepresidente Angelino Garzón advirtió con vehemencia que los autores de delitos de lesa humanidad no pueden permanecer en guarniciones militares. Y el ministro del Interior, Vargas Lleras, fue enfático en que allí sólo pueden estar los condenados por actos del servicio. Y el ministro de Defensa, Rodrigo Rivera, afirmó que “por la conducta de tres sinvergüenzas no vamos a arriesgar el honor de las FF.MM.”.Sin embargo, la expresión del rostro de ciertos altos mandos al referirse a estos hechos denotaba duda y poco convencimiento de lo que decían. Ojalá en el fondo de su alma ellos piensen como los altos funcionarios civiles. Ojalá sea así por el respeto que deben dársele a los derechos humanos en esta maltratada Colombia.