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¡Feliz cuarentena!

Si algo necesita un país en crisis es sentir que hay un capitán que conduce el barco de manera cierta y firme en medio de la tormenta.

22 de marzo de 2020 Por: Patricia Lara

Si algo necesita un país en crisis es sentir que hay un capitán que conduce el barco de manera cierta y firme en medio de la tormenta. Eso no fue lo que sentimos a comienzos de esta segunda semana de coronavirus, cuando muchos alcaldes y gobernadores, comenzando por los de Cali, Bogotá, Cartagena, Bucaramanga, Valle, Cundinamarca, Boyacá y Magdalena, entre otros, con acierto, decretaron durante tres o cuatro días el confinamiento obligatorio, única medida eficaz para contener la pandemia. Y no lo sentimos porque el presidente Duque dictó después un decreto desautorizándolos.

Por supuesto, eso produjo una confusión que, afortunadamente, se superó gracias a que la mayoría de alcaldes y gobernadores, liderados por Claudia López -quien a falta de un capitán que condujera el barco en la tormenta estaba llenando el vacío de liderazgo-, encontraron la forma de seguir adelante con sus planes de confinamiento, desautorizando de hecho al Presidente de la República, pero dando así los primeros pasos para preparar a la población para lo que se venía: la cuarentena.

Afortunadamente el Presidente rectificó su posición dubitativa y confusa y el viernes, después de las 10 de la noche, en una alocución en la que por fin estuvo rodeado de personal de la salud, anunció que habría cuarentena obligatoria en todo el país por 19 días, desde el próximo miércoles 25 de marzo hasta el 13 de abril.

Esa medida, que es muy dura, debe ser apoyada y acatada por todos. Incluso el mismo jefe del partido de gobierno, el Centro Democrático, el senador Álvaro Uribe, la había pedido en un Twitter el viernes en la mañana: “Anticipar cuarentena. Más vidas protegidas, mejor recuperación de la economía”, había trinado.

Sin embargo, una vez el Presidente terminó su alocución el viernes, varios médicos enviaron mensajes de WhatsApp protestando porque consideraron que la cuarentena debía ser inmediata, de modo que no se interrumpiera el confinamiento decretado por los mandatarios locales, porque si el martes la gente sale masivamente a comprar mercado, etc., puede acelerar la propagación del virus y se pierde todo lo ganado con el confinamiento anterior.

Es que la situación es muy grave: hoy viernes, cuando escribo esta columna, España superó los 1000 muertos por coronavirus, Italia registró 627 en un solo día y suma ya 4000 fallecidos y en Colombia llevamos 158 contaminados. La propagación de la epidemia es muy veloz. Y los gobiernos locales y el nacional tienen que actuar coordinadamente para evitar que la gente salga a la calle, y para alimentar de alguna manera a los vendedores ambulantes, a la gente que vive en la calle y a los niños que obtienen su principal sustento en las escuelas, en una palabra, para lograr que no se produzca una hambruna. Además, deben ingeniarse la forma de proveer a los hospitales con tapabocas, multiplicar el número de camas y conseguir los insumos necesarios para tratar pacientes con infecciones respiratorias.

Sí, la situación es seria incluso en una ciudad con tantos recursos como Nueva York. Me decía un neurocientífico colombiano quien hace décadas enseña y ejerce en la Gran Manzana, y quien está de turno en dos hospitales de la ciudad, que escasean los tapabocas y los respiradores.

Y si eso ocurre en Nueva York, ¡qué no podrá ocurrir aquí!

Así que la única alternativa que tenemos es acatar la cuarentena ordenada por Duque y dedicarnos a leer estas tres semanas.

¡Feliz y productivo encierro!

Sigue en Twitter @patricialarasa