El pais
SUSCRÍBETE

Inicio

Artículo

Duque y el centro

Duque se ufana de que “vamos a cerrar el año con la menor tasa de homicidios desde hace 46 años”. Pero no reconoce que ese logro se debe, justamente, al proceso de paz.

6 de diciembre de 2020 Por: Vicky Perea García

¿Qué quiso decir el presidente Duque cuando, a raíz del agradecimiento que le dio el periodista Roberto Pombo por darle una entrevista, respondió: “Esta (…) conversación, para dónde va el país, nos tiene que poner (…) de cara al 2021 en una idea, y es (…) entender que el futuro está en el centro”?

¿Significa que después de las críticas que le han hecho el ex presidente Uribe y su hijito Tomás por su falta de liderazgo y porque no ha hecho presencia en los territorios cuando han ocurrido asesinatos de líderes sociales (ver entrevista a Álvaro Uribe en El Mundo de España), Duque se está desmarcando y no le va a caminar al que diga Uribe en las elecciones del 2022? ¿Será que ya se aburrió del presidente eterno?

¿O quiere decir que Duque es un cínico porque afirma que el futuro está en el centro, después de encaminar al país hacia un Estado autoritario y represivo? ¡Cómo será que se exhibió vestido de policía justo cuando ha debido condenar, de manera contundente, los homicidios cometidos por miembros de la Fuerza Pública! (Recuerden, por ejemplo, el de Javier Ordóñez, asesinado a golpes en un CAI de Bogotá luego de recibir múltiples descargas eléctricas).

¿O será que no sabe qué es el centro y por eso se sitúa tranquilo ahí, luego de apoderarse de todos los organismos de control (Fiscalía, Procuraduría, Contraloría, Defensoría del Pueblo, etc.) y enterrar, así, la sana costumbre de mantener los pesos y contrapesos?

No sé. Lo que si me queda claro es que en la última entrevista que le publicó El Tiempo, el Presidente queda retratado como un político de derecha (ni siquiera de centro derecha), que sigue montado (aun cuando esta vez no repitió exactamente ese torpe slogan de marras) en su rollo tan poco inspirador de “el que la hace la paga,” no obstante que lo que todos vemos en el país, salvo contadísimas excepciones, es justamente lo contrario: que los que la hacen jamás la pagan; que busca por todos los medios desprestigiar y torpedear a la JEP, jurisdicción a la que no se resigna a dejar trabajar en paz y quiere imponerle unos tiempos record para proferir sus sentencias que jamás le ha pedido a la lenta Justicia ordinaria; que le exige a la JEP que logre de manera inmediata que los de las Farc digan la verdad (pero, ojo, cuando la dicen, como en el caso del asesinato de Álvaro Gómez, no les cree) y, sin embargo, presiona a la JEP para que no acepte a Mancuso y a los demás paramilitares que quieren decirla; y que busca condenarnos a una violencia sin fin pues descalifica todos los procesos de paz que se han hecho en Colombia (supongo que se refiere a los de Rojas Pinilla, Alberto Lleras, Belisario Betancur, Virgilio Barco, César Gaviria, Ernesto Samper, Andrés Pastrana, Álvaro Uribe y Juan Manuel Santos) porque, según él, han tenido como premisa la impunidad y eso estimula la violencia.

Es asombroso cómo entiende de poco la realidad del país el presidente Duque: ¿Se imaginan lo que sería hoy la violencia en Colombia si no se hubieran hecho los procesos de paz con las guerrillas liberales, con el M-19, con el EPL, con el Quintín Lame, con las Autodefensas Unidas de Colombia y con las Farc? ¡Un infierno!

Y cómo será la paradoja que, en la entrevista en mención, Duque se ufana de que “vamos a cerrar el año con la menor tasa de homicidios desde hace 46 años”. Pero no reconoce que ese logro se debe, justamente, al proceso de paz. Así es la vida.

Sigue en Twitter @patricialarasa