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¿Duque quiere guerra?

Así parece, a juzgar por el punto muerto en que el gobierno tiene la negociación con el ELN

2 de diciembre de 2018 Por: Patricia Lara

Así parece, a juzgar por el punto muerto en que el gobierno tiene la negociación con el ELN, la cual, como Duque la ha planteado, no avanza y en cambio sí puede conducir a que ese grupo se canse de insistir en que por favor alguien vaya a La Habana a conversar con ellos; concluya que con Duque no hay caso; y opte por volver a la guerra. Y eso sería nefasto porque, por las características del ELN, las Fuerzas Armadas, -me lo han dicho dos Generales-, no están en condiciones de combatir a ese grupo con la misma eficacia con que combatieron a las Farc. Para lograrlo, tendrían que realizar un trabajo de inteligencia que les tomaría años. Y, mientras tanto, el país se incendiaría…

Veamos los hechos: esta semana, Duque se negó a recibir a la Comisión de Paz del Senado que en carta firmada por senadores de Cambio Radical, el Partido Liberal, el Verde, el Polo, Decentes y las Farc -con la ausencia del Centro Democrático-, le pidió una audiencia “para expresarle los elementos con los que” creen que pueden “ayudar a reactivar el proceso de diálogo” con el ELN.

El Presidente no oyó a los senadores con el argumento de que “no hay ninguna otra respuesta distinta de carácter institucional para aproximar a ese grupo armado. No podemos aceptar la violencia como un mecanismo de presión o un mecanismo de llegar a ningún tipo de encuentro con el Estado”. Pero aclaró que “el Ejecutivo mantiene la voluntad política de seguir el camino dialogado para acabar el conflicto”. Sin embargo, implícitamente lo que Duque le pide al ELN es que, sin dialogar, acabe el conflicto.

La respuesta presidencial es grosera, contradictoria y torpe. Es grosera, porque la Comisión de Paz del Senado se limitó a solicitarle una cita y no la recibió. Es contradictoria porque mientras con hechos, como ese de no aceptar dialogar con los senadores, Duque demuestra que no le interesa conversar para llegar la paz, con palabras dice lo contrario. Y es torpe porque Colombia se convertiría en un infierno ingobernable si el ELN pone a todos sus frentes a operar y arranca a volar oleoductos, a hacer atentados, a colocar bombas y a secuestrar a lo loco, contando, además, con la retaguardia de Venezuela, país gobernado por el imprevisible Maduro, a quien nuestro Presidente no se cansa de torear.

Entonces, como están las cosas, el gobierno dice que no dialoga con el ELN hasta que no devuelva a los secuestrados y cese la violencia. Y el ELN, -que ya ha devuelto a diez o más desde cuando se posesionó Duque-, pide que el gobierno dialogue para acordar todos los puntos. Es más, solicita que Gabino, su jefe máximo, sea parte de la mesa de diálogo. Y Duque, en lugar de aceptar esa propuesta tan positiva para la posibilidad de llegar a la paz, no sólo insiste en su no, sino que exige que Cuba cumpla la circular roja de la Interpol, expedida por solicitud de la Fiscalía, y entregue a Gabino, quien fue a Cuba a recibir tratamiento médico por petición del gobierno de Santos.

Y a todas estas, ¿existe una lista de secuestrados del ELN que el gobierno haya elaborado? Y si existe, ¿no sería sensato que el Comisionado viajara a La Habana para ponerse de acuerdo con el ELN en los nombres de secuestrados cuya liberación se pide? ¿Qué tal que algunos estén muertos? ¿Y no convendría retomar logros como el del acuerdo sobre desminado que se consiguió hace unos meses entre el ELN y el gobierno?
¿O es que lo que Duque quiere es la guerra?

Sigue en Twitter @patricialarasa