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Duque no es así, es peor

Parecería como si la iniciativa fuera a estar en manos de la jauría uribista, encabezada ahora por la vocera de la misma en el Congreso

1 de julio de 2018 Por: Patricia Lara

Mi amigo Mario Ochoa (qepd), solía exclamar, cuando venía al caso, “¡no, tú no eres así, tú eres peor!” Pues ese dicho sí que lo he recordado esta semana, cuando he visto al neo-uribismo en acción, empezando a ejecutar su torpe y peligroso plan de hacer trizas los acuerdos de paz, mientras que el presidente electo, Iván Duque, ha asumido una posición medio edulcorada, medio ausente.

Parecería como si la iniciativa fuera a estar en manos de la jauría uribista, encabezada ahora por la vocera de la misma en el Congreso, a quien le quedaría mejor llamarse no Paloma, sino Halcona Valencia, y quien se llevó los aplausos de su jefe, el senador-presidente Álvaro Uribe, que la felicitó al lograr que la ley reglamentaria de la JEP se aprobara con modificaciones sustanciales en dos artículos: uno, que establece un plazo de 18 meses para que se tramite una reforma constitucional que cree una sala especial, con magistrados distintos, que juzgue a los militares si así lo desean. Y otra, que establece, en los casos de solicitudes de extradición de excombatientes de las Farc, que la JEP no puede practicar ninguna prueba, sino que debe limitarse a verificar si los delitos imputados fueron cometidos antes o después de la firma de los acuerdos de paz.

Los expertos han dicho que ambos artículos son inconstitucionales, y que caerán cuando lleguen a manos de la Corte Constitucional.

Pero más allá de eso, a lo que apuntan es a desbaratar la esencia de los acuerdos, los cuales establecían que habría una sola justicia transicional, la JEP, que juzgaría a los tres actores del conflicto: guerrilleros, militares y terceros involucrados. Pero, de inmediato, comenzaron las presiones del Fiscal y de Cambio Radical, que defendían los intereses de algunos empresarios, para sacar a los terceros. Luego, la Corte Constitucional estableció que los terceros no estaban obligados a presentarse ante la JEP, y que sólo lo harían si así lo deseaban. Y ahora, enfilan baterías contra la justicia para militares, muchos de los cuales están felices con la JEP. Y con la reforma de este artículo se intenta establecer algo que, ante un observador desprevenido, puede parecer un exabrupto: un sala especial, con jueces especiales, o digamos, amigos, que juzgue, o absuelva a los militares. Y eso, a la que menos le conviene, es a la institución militar porque permitiría, probablemente, que la Corte Penal Internacional, a la que los falsos positivos le preocupan inmensamente, considere que, en esos casos, no se está haciendo justicia como corresponde, y decida intervenir.

Y el artículo que pretende impedir que la JEP practique pruebas para determinar la fecha en que se cometió el supuesto delito del solicitado en extradición, es un absurdo por cuanto, para determinar ese punto, los magistrados deben definir, por ejemplo, si el acusado estaba en la ciudad donde se le imputa el delito en esa fecha o no, etc. De lo contrario, esos jueces serían apenas firmones de lo que dijeran los gringos, que son los que más solicitudes de extradiciones mandan. Es decir que, en el fondo, con esa reforma, se deja en manos de Trump y su combo la posibilidad de que se lleven extraditados a los jefes de las Farc que les dé la gana y a que, así, dinamiten los acuerdos.

Y, a propósito de Trump, ¡qué pesar da ver a Duque tan henchido de orgullo porque Trump y sus amigos lo volteen a mirar!

Sí, definitivamente, como diría mi amigo Mario, ¡Duque no es así, Duque es peor!

Sigue en Twitter @patricialarasa