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¡Así sí se perdona!

“Todos los días...

4 de agosto de 2013 Por: Patricia Lara

“Todos los días le pido al Señor perdón, porque si yo siento tanto dolor, me duele mucho más el dolor que a esas mamás les hayan causado mis hijos”. Margot Leongómez de Pizarro (Mujeres en la Guerra, Editorial Planeta). Ahora que las Farc, por primera vez y por fortuna, aceptaron estar dispuestas a pedir perdón, ¡cómo he recordado esa conmovedora frase de la madre del jefe del M-19, Carlos Pizarro Leongómez!Margot es hija de un militar, parienta de generales, viuda del Almirante Pizarro quien llegara a ser Comandante de las Fuerzas Armadas, y madre de cinco hijos, entre ellos tres guerrilleros: Carlos, apresado, torturado a más no poder en los calabozos del Ejército, amnistiado e incomprensiblemente asesinado durante un vuelo comercial a Barranquilla, en presencia de sus escoltas del gobierno; Hernando, miembro del grupo Ricardo Franco, quien participó en la tristemente célebre masacre de Tacueyó, asesinado por la espalda en Bogotá; y Nina, amnistiada del M-19, quien hace años cuida a su madre envejecida, vive en pareja con un militar retirado, y cultiva café en el campo.Así, pues, ¡a Margot Leongómez le estalló la guerra en el centro de su casa y de su corazón! Sin embargo, ella es capaz de decir: “si yo siento tanto dolor, me duele mucho más el dolor que a esas mamás les hayan causado mis hijos”.¡Eso es pedirles perdón a las víctimas, no obstante que no fue ella, sino sus propios hijos, quienes causaron ese sufrimiento! Qué diferente suena esa frase salida de un corazón adolorido, a la que acaba de pronunciar Pablo Catatumbo en La Habana:“Yo no tengo problema en decirle a una señora, a una familia: ‘siento el dolor que le hemos producido con la muerte de su ser querido’. Pero esto es mucho más complejo. ¿Hay que pedir perdón? Muy bien… Entonces que se sienten con nosotros los gremios económicos que han financiado la guerra y a los paramilitares; que vengan todas las instituciones del Estado, pues ellas están encuadradas para la represión y la impunidad; también los grandes medios de comunicación porque reprodujeron las estigmatizaciones de los organismos de seguridad que antecedieron a los asesinatos y masacres; los partidos políticos de derecha (…); los expresidentes (…) que dieron las órdenes. ¡Es que ni la Iglesia católica puede eludir sus culpas! (…) Sentados todos, sí podemos ver quienes han sido los terroristas y asesinos del pueblo”.Pablo, Iván, señores de las Farc, ¡una madre a quien le mataron, secuestraron o desaparecieron su hijo, no entiende esos argumentos! Ella de pronto pueda perdonar si siente que el causante de la muerte de su hijo está arrepentido de corazón!Es cierto, como dice Catatumbo, que aquí muchos son o somos culpables de la guerra, por acción o por omisión. De hecho, según el informe ¡Basta ya!, presentado por el Centro de Memoria Histórica, en los últimos 40 años ha habido 200.000 muertes ocasionadas por paramilitares, Farc, ELN, militares, policías, ¡todos! Pero los victimarios, ¡que también son víctimas!, no pueden esperar a que los demás pidan perdón para pedirlo ellos: así, quizás, podría firmarse en el papel la paz… Pero jamás habría paz en el corazón de cientos miles de colombianos.En cambio, si Pablo Catatumbo, Iván Márquez, y todos, leen y releen esa frase de Margot de Pizarro, y son capaces de sentir su dolor y el de todas las madres de sus víctimas, seguro encontrarían el perdón