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Asesinando la paz

Ojalá los parlamentarios se percaten de la enorme responsabilidad que hoy tienen con Colombia y aprueben la JEP. El mal que le harían al país, si no lo hicieran, sería infinito.

5 de noviembre de 2017 Por: Patricia Lara

Bajo el título de ‘Ausentismo asesino’, Matador dibuja una paloma tendida, llorosa, con un ramo de olivo en el pico, y dos piernas en huida: una que lleva el letrero de ‘Congreso’ y se asoma bajo el subtítulo de ‘morirá por nuestra ausencia,’ y otra que grita ‘vámonos’.

Nada ilustra mejor que esa caricatura lo que está sucediendo: no es otra cosa que el asesinato de la paz por parte de la clase política.

No en vano la última encuesta de Gallup le asignó una pésima imagen: de acuerdo con el sondeo divulgado esta semana, la opinión desfavorable de los partidos llegó a 89%, el peor puntaje obtenido hasta ahora, y la del Congreso tocó los 82 puntos.

Y es que la situación es verdaderamente grave, sobre todo ahora cuando, sin haberse aprobado la Justicia especial para la Paz, JEP, las Farc anunciaron que ‘Timochenko’ será su candidato presidencial, e ‘Iván Márquez’ y ‘Santrich’ sus cabezas de Senado y Cámara.

Es que si, porque se desbarató la coalición de gobierno, o por falta de liderazgo del mismo, o porque el gobierno se quedó sin mermelada para untarles a los congresistas, las plenarias acaban no aprobando la JEP, en el panorama sólo habría tres alternativas: o el Presidente decreta un estado de conmoción interior y, en virtud de ese estado de emergencia, expide la ley que reglamenta la JEP y acaba de dictar las demás leyes que hacen falta para cumplir los acuerdos de paz; o el Fiscal expide órdenes de captura contra ‘Timochenko’ y compañía; o no pasa nada, como suele suceder tantas veces en este país.

En el primer caso, querría decir que el gobierno primero le puso conejo al país, al seguir adelante con los acuerdos de paz, no obstante que no fueron aprobados en el plebiscito; y le puso conejo al Congreso, pues a pesar de que modificó los acuerdos incorporando la mayoría de las observaciones que les hicieron los promotores del NO, y los sometió al Congreso, de todas maneras los hizo regir en virtud del estado de emergencia, no obstante que no fueron aprobados por el Parlamento.

En el segundo caso, si los jefes de las Farc son capturados y llevados a prisión, se habría producido un engaño mayúsculo del Estado a las Farc, guerrilla que no fue vencida militarmente y se desmovilizó y entregó las armas con la condición de que se les concediera la posibilidad de actuar en política.

Y en el tercer caso, si no se aprueba la JEP, y las demás leyes del acuerdo de paz pasan a consideración de la legislación ordinaria del año entrante, cuando los congresistas estarán en campaña para su reelección y les importará un pito lo que pase con el país, y estas no salen o se aprueban a retazos, reinará un caos jurídico, no se sabrá cómo actuar frente a unos delincuentes que no han sido juzgados ni amnistiados pero que ya son parlamentarios, se exacerbará la polarización porque los jefes de las Farc habrán ido a elecciones y asistido al Congreso sin haber sido juzgados por la JEP y, muy probablemente, dada la inseguridad personal y jurídica de los excombatientes, y el incumplimiento del acuerdo agrario, habrá desbandada de ellos quienes, asustados y frustrados, se fugarán para ganarse la vida por cualquier sistema, probablemente ilegal. Entonces la inseguridad del país crecerá exponencialmente.

Ojalá los parlamentarios se percaten de la enorme responsabilidad que hoy tienen con Colombia y aprueben la JEP. El mal que le harían al país, si no lo hicieran, sería infinito.

Sigue en Twitter @patricialarasa