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Adiós, muchachos...

Con nostalgia les digo que llegó el momento del adiós, queridos lectores, querida María Elvira Domínguez, querido Jefe, Luis Guillermo Restrepo, el más godo de los godos, pero también el más querido…

25 de abril de 2021 Por: Patricia Lara

Tres niños de 11, 12 y 17 años fueron asesinados en Quibdó a punta de machete y pistola. La banda de Los Locos los acusaba de cometer un hurto.

-¡Es un hecho de barbarie!-, exclamó el S de Gobierno de Quibdó.
-Lo que está sucediendo en Quibdó no se había visto nunca-, dijo el Personero del Chocó.

No obstante, el 5 de diciembre del 2019, la Defensoría del Pueblo, en tiempos de Carlos Alfonso Negret, en una alerta temprana advirtió que se aproximaba una grave violencia urbana: había que actuar ya. Por ejemplo, haciendo mayor inteligencia para capturar a tiempo a los miembros de las bandas; trasladando de esa cárcel podrida de Quibdó a muchos de ellos, porque desde allí impartían las órdenes. En resumen, había que gobernar.

Pero nadie actuó. El nuevo alcalde de Quibdó, a quien en diciembre del 2019, a días de su posesión, la Defensoría le advirtió que las bandas usaban armas largas, dijo que eso era imposible.

Y el gobierno central guardó silencio.

Y ahora, cuando Los Locos y Los Mexicanos están unidos con los del Eln.
Y matan por ahí Los Palmeños, Los Rapados y Los Chuquis. Y el Cartel de Sinaloa apoya al Clan del Golfo. Y Los Caparros trabajan con los Jalisco Nueva Generación. Y a los paras les ayuda el Cartel de Sinaloa. Y tanto el Eln como el Clan del Golfo se disputan territorios. Y ambos buscan influenciar el proceso político para tener personas cercanas en los gobiernos locales y, así, acceder a los recursos. Y muchos alcaldes le jalan a la parapolítica. Ahora que ya todo parece perdido, las autoridades por fin reaccionan y el gobierno lanza un plan dizque para restablecer el orden público en 30 días. Y al parecer lo van a restaurar no a punta de diálogo sino de bala. Y ahora hay cerca de cinco homicidios diarios, pues ya de otros lados llegaron los sicarios y paramilitares a combatir las bandas de Quibdó. ¿Entonces se aproxima allí otra Operación Orión?
¡Dios no lo quiera!

***

Con nostalgia les digo que llegó el momento del adiós, queridos lectores, querida María Elvira Domínguez, querido Jefe, Luis Guillermo Restrepo, el más godo de los godos, pero también el más querido… Para ustedes y para Kiko Lloreda, quien hace quince años me invitó a ser columnista de este diario, no tengo sino motivos de gratitud: este periódico, con cuya línea conservadora discrepo, me abrió sus puertas y me permitió siempre escribir lo que quise, así mis posiciones fueran contrarias a las del director de opinión quien, con la gracia que lo caracteriza, me llama su copartidaria.

Inicialmente, esta columna aparecía los martes en El País y El Colombiano, y ambos se dividían su costo. Pero poco después El Colombiano dejó de publicarla porque, según dijeron, una encuesta indicó que a sus lectores no les gustaban mis columnas. Y debió ser cierto porque el uribismo no ha sido mi especialidad... Entonces El País asumió el pago completo de la columna y la pasó para el domingo, el día de mayor circulación.

Pero ocurre que en este estado de vejez, otras locuras en las que me embarco, por ejemplo escribir una obra de teatro cuando jamás he escrito una, ocupan todo mi tiempo. Por eso me voy: la vida no me alcanza para hacer tanto…

Espero regresar un día… Por ahora, sólo me queda decir: gracias por su respeto, querida familia de El País. Les mando un abrazo.
Sigue en Twitter @patricialarasa