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A votar bien

De modo que ahora, cuando aún nos quedan horas, antes de la primera vuelta, los invito a que terminemos de reflexionar y de recapacitar para no dejarnos empujar hacia los extremos.

20 de mayo de 2018 Por: Patricia Lara

Colombia no se había enfrentado a unas elecciones tan decisivas como las del domingo: en esta primera vuelta se definirá si el país queda entrampado en la sin salida de escoger entre una extrema derecha con influencia paramilitar, como la que representa el candidato Iván Duque, que si bien se muestra como un inocente y juicioso yuppi está manejado por el Senador Álvaro Uribe, quien en los últimos treinta o más años se ha rodeado de personas involucradas con el paramilitarismo y ha contado con adhesiones entusiastas de hampones tan peligrosos como Popeye; y entre una extrema izquierda dirigida por un líder como Gustavo Petro, tan formidable en el manejo que hace de la política, como improvisado en sus planteamientos económicos y complicado en sus comportamientos, dada su conflictiva personalidad. O si, por el contrario, Colombia les abre las puertas a otras opciones y elige en la primera vuelta a uno de los candidatos de centro izquierda como el profesor y matemático Sergio Fajardo o como el abogado y antiguo jefe del equipo negociador de paz del Gobierno, Humberto de La Calle, o a uno de centro derecha, como el exvicepresidente Germán Vargas Lleras.

Hasta ahora, las encuestas han mostrado a Duque en el primer lugar, a Petro en el segundo, a Fajardo en el tercero, a Vargas en el cuarto y a De La Calle en el quinto. Sin embargo, aún cuando las preferencias no han variado, últimamente Duque y Petro han descendido y Fajardo y Vargas han crecido. Si esa tendencia continúa, el domingo los colombianos podríamos quebrar los pronósticos y elegir a Fajardo y a Vargas, caso en el cual la final se jugaría entre un candidato de centro derecha ligado a la vieja clase política, y uno de centro izquierda representante de la desclientelización de la política, quien además priorizaría la educación, combatiría la corrupción y haría que Colombia diera un salto en su desarrollo político, social y económico.

O también podríamos elegir a Duque y a Fajardo, caso en el cual, seguro, en la segunda vuelta prevalecería el buen juicio, porque el pánico que muchos sentimos hacia un tercer gobierno –éste por interpuesta persona- de Álvaro Uribe, nos llevaría a elegir Presidente a Fajardo.
O también, en primera vuelta, podríamos escoger a Petro y a Fajardo e igualmente, en ese caso, al final, ganaría Fajardo, porque se volcarían en su favor todos los que le tienen pánico a un gobierno de Petro.

De modo que ahora, cuando aún nos quedan horas, antes de la primera vuelta, los invito a que terminemos de reflexionar y de recapacitar para no dejarnos empujar hacia los extremos. Eso, en un momento de tanta polarización como el que atravesamos, es lo que más le conviene al país.

Sería terrible que, cuando debemos hacer todos los esfuerzos para salvar esa milagrosa negociación de paz a la que se llegó después de 72 años de guerra, y para implementar los acuerdos, elijamos a un Presidente como Duque, que va a hacerlos trizas y a esparcir aún más ese odio afincado en los colombianos, el cual su jefe, Uribe, se ha encargado de regar como pólvora; o que elijamos a un Presidente como Petro, que si bien va a cumplir los acuerdos, pondría patas arriba la economía, generaría inestabilidad, ahondaría la lucha de clases y fomentaría el resentimiento de los pobres contra los ricos.

Colombia necesita navegar ahora por un mar en calma propicio para la consolidación de la paz y el nacimiento de la esperanza. Por eso, esta vez, queridos lectores, los invito a que votemos por Sergio Fajardo.

Sigue en Twitter @patricialarasa