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La pesadilla Whatsapp

Sábado 8:00 a.m., una alerta infernal. Domingo 4:45 p.m., seguidilla de mensajes...

7 de noviembre de 2016 Por: Paola Guevara

Sábado 8:00 a.m., una alerta infernal. Domingo 4:45 p.m., seguidilla de mensajes que preguntan ansiosos por un asunto que puede resolverse entre semana. Lunes festivo 12:35 m., ni siquiera la posibilidad de hallar al otro frente a un plato de comida basta para desestimular el impulso de escribirle por Whatsapp. Si alguien pide discutirlo luego, en un mejor horario, el otro -en lugar de caer en cuenta de su intromisión- lo interpreta como una invitación a arremeter con un sartal de información no pedida y una ametralladora de favores personales, presiones, extorsiones sutiles y todo tipo de manoseos. Martes 11:45 p.m., llegan propuestas que alguien creyó oportuno plantear cuando uno se disponía a cumplir la cita con la almohada. Si uno protesta el otro argumenta que, si no lo hace ya mismo, podría olvidarlo después. Es decir, el Whatsapp les sirve a muchos como sucedáneo de la agenda personal y como píldora para la memoria. Si el celular nos arrebató un trozo inconmensurable de espacio y tiempo personal, al menos las llamadas telefónicas tenían unos límites mejor definidos. Por contagio de los tiempos del teléfono fijo, la gente sabe o intuye que está mal llamar a ciertas horas y en ciertos días. Pero no ocurre lo mismo con el Whatsapp, porque nos parece más amable y menos intrusivo, y nos imaginamos que si no hay voz de por medio la invasión a la esfera privada es mucho menor. Cuando en realidad ocurre todo lo contrario: Whatsapp ha roto la última barrera del universo personal, de tal suerte que ya ni siquiera a las 5:00 a.m. estamos a salvo del bombardeo.Cadenas, chistes, memes, todo vale según la cercanía o el vínculo, pero cuando no existe ni lo uno ni lo otro, habría que inventar un Carreño 2.0. Esto, sin hablar de los famosos grupos de Whatsapp donde a menudo se gestan peleas entre hermanos, batallas campales por política, y donde los proselitistas religiosos han hallado nuevos terrenos para la evangelización. Si Mahoma no va a la montaña, la montaña le escribirá por Whatsapp. Hace poco a una colega periodista la contactaron tantas personas por Whatsapp, en un solo fin de semana, para proponerle temas, exigirle fechas de publicación y hasta reclamarle despliegues especiales que ella, con cordialidad, les pidió que lo hablaran en horas laborales. Y la respuesta enardecida de una fuente fue: “Un periodista debe estar disponible cuando sea que uno le escriba. Para eso está”.Así que, bienvenidos todos a reenviar esta columna por Whatsapp, pero de lunes a viernes, y en un horario ideal.Sigue en Twitter @PGPaolaGuevara

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