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El pasado es presente

Avanza por estos días la Feria Internacional del Libro de Cali, que ante todo es la oportunidad para tener conversaciones con observadores informados de la realidad.

18 de octubre de 2020 Por: Paola Guevara

Avanza por estos días la Feria Internacional del Libro de Cali, que ante todo es la oportunidad para tener conversaciones con observadores informados de la realidad.

Este fin de semana, el español ganador del Premio Planeta 2019, Javier Cercas, nos habló de su más reciente novela, ‘Terra Alta’, donde un asesinato lleno de sadismo sirve como punto de partida para reflexiones mucho más universales sobre la venganza y la justicia por propia mano. Porque “la justicia absoluta puede ser la más absoluta de las injusticias”.

Y cuánta razón tiene Cercas en recordarnos que todos los países, por más blanqueada que tengan la conciencia y por más lejanos que nos parezcan ahora sus horrores del pasado, se construyeron sobre ríos de sangre y senderos de injusticia, cuyas víctimas siguen clamando desde el pasado donde las suponemos sepultadas y olvidadas.

Que es imposible desprenderse del pasado, porque este sigue obrando en el presente, modificando el presente, reescribiendo el presente, tanto en los países que hoy posan de “desarrollados” como en los que no acaban de salir del ciclo de la violencia, es uno de los hilos sutiles de la novela de Javier Cercas, quien recuerda en ‘Terra Alta’ los crímenes imborrables de la España franquista y su eco presente.

Esto hacen las novelas: plantearnos preguntas abiertas que, sin maniqueísmos ni proselitismos, deben ser respondidas por los lectores, no como sujetos pasivos y puramente receptivos sino con la “ingenuidad armada” de la que hablaba Paul Valéry.

Resuenan las palabras de Cercas con la actualidad colombiana, donde al complejo pasado de violencia queremos darle una única lectura, una mono-lectura que no consulta este hecho incontrovertible: el horror aquí desdibujó los límites entre actores “buenos” y “malos”. Si unos crearon campos de concentración, otros jugaron fútbol con cabezas mientras otros contemplaron en silenciosa complicidad.

Nunca mejor oportunidad para ver en Netflix el documental colombiano nominado al premio Emmy, donde Jesús Abad Colorado recorre el país como ‘El Testigo’ de un horror que no distinguió bandos, y que lejos de estar superado encuentra -como un virus- nuevas formas de reproducirse.

En la Terra Alta de España los crímenes del Franquismo siguen resonando. En Bojayá un Cristo mutilado de brazos y piernas nos recuerda que el nuestro es un conflicto entre hermanos, donde las extremidades amputadas nos dejan como desafío abandonar los polos y abrazar el centro.

Sigue en Twitter @PGPaolaGuevara

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