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De luz y de sombra

El problema de no abrazar la sombra es vivir descentrado, en negación. Y ya sabemos que negar el conflicto solo sirve para perpetuarlo.

28 de noviembre de 2021 Por: Vicky Perea García

La esperada película ‘Encanto’, de Disney, inspirada en Colombia y donde conviven sin sonrojo ajiacos, vallenatos, día de las velitas, maceta de ahijados vallecaucana, entre mil y un íconos de nuestra nacionalidad, ha despertado reacciones encontradas que no son el objeto de esta columna.

Lo que considero uno de sus grandes ángulos es la dicotomía que plantea entre la luz y la sombra, la luz de un milagro que salva a una familia campesina colombiana, víctima del desplazamiento forzado, y la correspondiente sombra que nadie quiere ver, ni nombrar, ni admitir, ni reconocer, ni abrazar.

La sombra de los excluidos es la de aquellos seres denostados y expulsados de los que “no se habla”, la oveja negra de cada familia, o simplemente aquellos que no encajan en el relato oficial de una familia, de una institución, de una nación.

Es quizá el personaje más interesante de ‘Encanto’, ese hijo, hermano y primo excluido, que la familia expulsa a causa de sus opiniones o sus visiones del futuro. Sus diálogos, su conflicto, su drama, su mundo y hasta su ropa, su peinado, su mirada, están cargados de significado.

Toda historia personal, familiar y nacional tiene una sombra, si no la tuviera no estaría intertada en lo humano. El problema de no abrazar la sombra es vivir descentrado, en negación. Y ya sabemos que negar el conflicto solo sirve para perpetuarlo.

Si se abraza solo la luz, lo luminoso, habrá brillo, fiesta, dones, maravillas y encantos frente al espejo y ante la sociedad, pero faltará una parte del relato donde puede estar la clave para el equilibrio, para el futuro distinto, o para la no repetición del pasado.

Pero la sombra nos aterroriza, huimos de ella, no queremos mirarnos al espejo de eso ‘otro’ que también somos porque podría tambalear la idea de mundo sobre la que hemos edificado lo que somos.

Luego de las emociones que suscita la película de Disney, luego de la parafernalia y las canciones emotivas, luego del despliegue de colores alucinante, luego de la pirotecnia de Hollywood, pienso en Colombia, tan llena de encantos, de saberes, de cultura, de música, de diversidad, de dones.

Y en la urgencia de seguir contando la historia de este país desde todas las aristas, escuchar la mayor cantidad de voces posible desde el cine, la literatura, el periodismo y el arte; seguir dejando registro de los horrores y las víctimas, las injusticias y desbalances, para que la luz que somos no encubra la oscuridad que también somos.

Sigue en Twitter @PGPaolaGuevara

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