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Alí, el filósofo

Ahora que nos despertamos con la noticia de la muerte de Mohamed...

6 de junio de 2016 Por: Paola Guevara

Ahora que nos despertamos con la noticia de la muerte de Mohamed Alí, circulan no solo sus gestas deportivas, sino las frases que pronunció quizá sin ser consciente de la sabiduría que contenían. Óscar Tévez, en El País de España, hace una selección de ellas, que no revelan la sabiduría de un erudito, claro está, sino otra más pragmática y por ello contundente: la del boxeador. Porque una cosa es intentar comprender los golpes de la vida desde las ideas, y otra es extraerles ideas a los golpes. “Soy el más grande. Me lo dije incluso a mí mismo cuando no sabía que lo era”, dijo Alí, quien entendía que realidad no es un decreto inamovible sino una potencia emparentada con los sueños. “De pequeño, le pedía a mi hermano Rudy que me lanzara piedras. Así es como aprendí mis movimientos, esquivando pedradas”, dijo Alí. Y en cambio, cómo nos gusta huir del conflicto, cómo nos han enseñado que la felicidad es aséptica y huele a consenso. La diferencia entre ver las piedras como una afrenta o como una oportunidad para aprender nuevos movimientos, es la misma que separa a los cobardes de las leyendas. “Sólo un hombre que sabe cómo se siente la derrota puede llegar hasta el fondo de su alma y sacar lo que le queda de energía para ganar un combate que está igualado”, dice Alí.Y en cambio hay que ver todas las teorías que incitan a proteger contra la derrota, a comprar el trofeo por haberlo intentado, a impedir que los niños sientan el rechazo de no ser invitados a una fiesta o a convertirse en un padre Blackhawk que rescate a los hijos cuando el profesor los confronte. Nos hablaron de éxito y, en cambio, no nos enseñaron cómo abrazar la derrota. “Odié cada minuto de entrenamiento, pero no paraba de repetirme: ‘No renuncies, sufre ahora y vive el resto de tu vida como un campeón’”, dice Alí. Y nosotros, convencidos de la publicidad tipo tarjeta de crédito que nos dice ‘goza ahora y paga después’, ‘viaja ahora y esclavízate luego’.A ver qué día caemos rendidos en el ring de boxeo de la vida y nos preguntamos qué hicimos mal. Entonces, moreteados y adoloridos, tendremos que recordar al filósofo Alí: “Imposible es solo una palabra que utilizan los débiles que encuentran más fácil vivir en el mundo que les han dado que explorar el poder que tienen para cambiarlo. Imposible no es un hecho. Es una opinión. Imposible no es una declaración. Es un desafío. Imposible es potencial. Imposible es temporal. Nada es imposible”. Sigue en Twitter @PGPaolaGuevara

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