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Rodolfo, el bizcocho más arrecho

Y por ser también el gran catalizador de rechazo a la corrupción, que repite hasta el cansancio, pese a haber tenido una investigación seria por el caso Vitalogic, en el que se le sindica por interés indebido en la celebración de contratos...

21 de mayo de 2022 Por: Paola Andrea Gómez Perafán

“¿Sabe qué es lo que pasa?, que todos los que están arrechos con Petro votarán por mí. ¿Y saben qué pasa? que yo decido quién gana. Es decir, me volví el bizcocho más arrecho de Colombia”.

La frase de Rodolfo Hernández, esta semana en Valledupar, resume lo que está pasando hoy, a una semana de ir a las urnas, con el exalcalde de Bucaramanga y su sorprendente repunte en las encuestas. Dice el candidato, en su coloquial manera de hablarle al país, que va a ser decisivo en la disputa por la Presidencia, apelando a su lenguaje santanderiano, donde arrecho es bravo, furioso, verraco.

Sin duda, el ingeniero de 77 años la tiene clara. Hoy está donde está por que ha sabido capitalizar el descontento de quienes no se sienten representados ni por ‘Fico’ ni por Petro, y de quienes no quieren un país gobernado por los extremos. Eso, además de haberse adueñado de gran parte de los votos de centro, que no conectaron con Sergio Fajardo, pese al esfuerzo de la remontada.

Eso explica, en parte, el fenómeno de Rodolfo, cuya intención de voto es de rechazo y opinión. De rechazo a la política tradicional de este país, a los malos manejos y componendas, a las maquinarias, la burocracia y los liderazgos mesiánicos. De opinión, siendo el caso del ingeniero, más que un voto informado, uno de conexión. De sentirlo libre de compromisos políticos y de verlo cercano a la gente. De dejarse seducir por su gracejo. Y por ser también el gran catalizador de rechazo a la corrupción, que repite hasta el cansancio, pese a haber tenido una investigación seria por el caso Vitalogic, en el que se le sindica por interés indebido en la celebración de contratos, para implementar nuevas tecnologías en el relleno sanitario de Carrasco, en Bucaramanga.

Al ingeniero Hernández lo acompaña un efecto teflón increíble. Ni la cachetada que le dio a un concejal siendo alcalde de Bucaramanga, y que le valió una sanción; ni la investigación por Vitalogic, ni el desconocer que existe el departamento de Vichada; ni los audios donde dice que las hipotecas son su vaca de leche; ni las declaraciones xenófobas y machistas, en su momento, frente a la comunidad venezolana en su territorio; ni la ausencia de propuestas distintas al populismo anti corrupción, parecen hacerle mella. Es más, ni siquiera que ahora los petristas digan que es el Plan B de Uribe.

Está claro que este país elige más por emociones que por programas y el caso de Rodolfo así lo evidencia. Además del hastío de gobiernos desconectados de la realidad y el manejo centralista del poder. Ahí está el resultado: un candidato folclórico y distinto, que se hace llamar ‘el viejito de tik tok’, que hace campaña con videos como el de ‘re locos, papi, relocos’; que se describe como el bizcocho más arrecho; que le hace ‘memes’ a Federico Gutiérrez, poniendo su cara en la foto de ‘la peliteñida’ de Betty La Fea, para decir que le está respirando en la nuca. Y que le manda ‘viajados’ en twitter a Petro, está peleando el segundo puesto de las encuestas, que señalan que de haber segunda vuelta Rodolfo puede darle más pelea a Petro, que ‘Fico’, porque no genera resistencia y porque el centro y la derecha lo arroparían.

No votaré por Hernández, ni por Gutiérrez, ni por Petro. Mi voto será por Sergio Fajardo y Luis Gilberto Murillo y su programa de gobierno.
Nunca he votado por encuestas, ni lo haré. Pero que Hernández le puso emoción al último tramo de una campaña tensa, llena de miedo y odio, no tiene discusión. El próximo domingo, pasadas las seis de la tarde, sabremos si el estilo del empresario, sin pelos en la lengua, exalcalde y ‘tiktoker’, logró cristalizarse en votos o si simplemente fue un fenómeno político que dio mucho de qué hablar. 

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