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Mujeres más que valientes

Yolima tiene su cuerpo vendado, su piel derretida por el ácido y...

10 de abril de 2014 Por: Paola Andrea Gómez Perafán

Yolima tiene su cuerpo vendado, su piel derretida por el ácido y sus movimientos frágiles. Luz Dary guarda en su memoria las cicatrices de una violación, a manos de los paramilitares, a los que enfrentó antes que permitir que violaran a sus pequeñas hijas. Yady, la futbolista, perdió su pierna izquierda y hoy está en una silla de ruedas, luego de que un irresponsable la arrollara en Guayaquil.En apariencia, estas tres mujeres no tienen mucho en común. Pero en el fondo sus historias son una prueba de cuán grande es la fuerza de una mujer que se levanta entre las cenizas y le muestra al mundo que no hay adversidad capaz de derrotarla. Yolima es una de las víctimas que Cali aporta a los más de 900 quemados con ácido en Colombia, uno de los delitos más crueles que conmueve a nuestra sociedad. Se lo arrojaron a ella y a su prima, sin que hasta hoy tengan idea de quién pudo hacerles algo así. Quisiera no mirar atrás. Sin embargo, revive el recuerdo para que la ayuden porque no tiene cómo afrontar los millonarios gastos de sus quemaduras. Pero deja claro que el ácido que quemó su piel no apagó el fuego de su corazón: “Yolima está aquí. Sigue viva. Es una mujer que sueña. Mi vida no se ha acabado”. La segunda historia es la de Luz Dary, la matrona, la líder de la Fundación Madres por la Vida, que ayer le contó su historia al país, en la conmemoración del Día de las Víctimas. La mujer cuya familia padeció un ‘coctel’ de delitos, de esa guerra rural que desbarata vidas en Colombia: desplazamiento, reclutamiento forzado, asesinato y violación.Ella simboliza el drama de muchas mujeres del Pacífico, pero también simboliza la lucha de los que creemos con terca resistencia que Buenaventura puede reescribir su historia. “Sigo trabajando con fuerza. Soñamos con una Buenaventura mejor, que puede sonreír pese al desarraigo”. La violencia dejó cicatrices, pero la convirtió en una guerrera.Mientras tanto, en Palmira, una sonrisa valiente y contagiosa ilumina un rostro joven. Yady es la dueña de esa sonrisa. La ex futbolista de la Selección Colombia femenina, que pasó 10 años jugando en España y que perdió su pierna, luego de que un ex oficial ecuatoriano arrollara la moto en que ella y su primo (quien murió en el accidente) viajaban de Guayaquil, rumbo a la costa.Recuerdo que días después del accidente, en febrero, Yady ya sonreía desde una cama del hospital. Como lo sigue haciendo hoy, de regreso a casa, como cuando dice convencida que el haber perdido su pierna “es como una lesión de la que me voy a recuperar”.¿De qué están hechas estas mujeres? ¿Qué las hace tan berracas y corajudas? ¿Por qué mientras ellas tienen tal valentía, a veces nos quebrantamos frente a la menor tontería? Nada vale un quejido si Yolima, Luz Dary y Yady son capaces de re andar el camino, antes que darse por vencidas en el intento.