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La soberbia centralista

Lo que este episodio refleja es la soberbia centralista con que de manera despectiva y anacrónica se mira, se relata y se piensa desde Bogotá al resto del país

10 de febrero de 2021 Por: Vicky Perea García

“Yo soy de Buenaventura, un hijo que aprendió a ganarse sus derechos en las calles desde muy temprana edad, porque a diferencia de muchos de ustedes, sobre todo a diferencia de mis hermanos blancos-mestizos, no nací con privilegios. Mientras ustedes accedían a salud, educación y otros derechos de forma automática por el solo hecho de tener un color del privilegio, mis ancestros, nuestros líderes y lideresas batallaban para que nosotros pudiéramos gozar del reconocimiento de nuestros
derechos …”.

‘Por los 50 millones de colombianos’ se titula el texto del que extraigo estas líneas, escritas por Leonard Rentería, un líder artista de esa Buenaventura rebelde y digna que ayer clamó en cadena humana por lo justo para su tierra. Hace unos días, su voz se hizo viral, luego que Paola Ochoa le preguntara en la radio: “¿No cree usted que el daño puede ser casi que irreparable para 50 millones de colombianos si siguen con esa idea de bloquear el puente de El Piñal?”, a lo que Leonard respondió: “¿Te parece poco la pobreza en que vive la gente de Buenaventura? 80% de pobreza, 63% de desempleo, pues a mí si me parece justo ¿sabes por qué?, porque mientras ustedes están en la comodidad de sus casas comiendo rico, viviendo bien, tranquilos, nosotros los que movemos el puerto, no tenemos buen pago, vivimos en la pobreza… a ustedes les debería dar vergüenza decir que cómo vamos a afectar a 50 millones de colombianos, cuando los 50 millones de colombianos no piensan en nosotros que somos los que hacemos posible que les llegue la mercancía a su casa. Debería darles vergüenza y sentir empatía por este pueblo que le ha dado tanto a este país...”. ¡Bravo y contundente!

Más allá de lo que el artista describe sobre la grave y no nueva situación social de Buenaventura, por el desangre interno de una violencia brutal, derivada de una abandono eterno, lo que este episodio refleja es la soberbia centralista con que de manera despectiva y anacrónica se mira, se relata y se piensa desde Bogotá al resto del país.

Porque esa falta de empatía que describe Leonard es la misma que se reclama desde recónditos lugares a los que los reflectores solo llegan cuando ocurre una tragedia o hay una historia vendedora. Cuántos pueblos de Colombia conocimos a fuerza de la guerra que los arrasó, más nunca por el interés genuino de un gobierno y unos medios centralistas (no todos, sí muchos) a los que les encanta mirarse al ombligo y poco a la periferia, a no ser que sea para mostrar las miserias de esa pintoresca provincia tan útil para recoger votos y tan inútil para espacios informativos atestados de Transmilenio o de las pujas políticas de la capital.

Gracias Leonard por recordarnos con tu justa vaciada que este país es mucho más que Bogotá y que estamos hasta el cogote de la soberbia centralista.

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