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La foto de Guacarí

Un ex senador y ex presidiario, condenado por enriquecimiento ilícito, que maneja...

25 de noviembre de 2010 Por: Paola Andrea Gómez Perafán

Un ex senador y ex presidiario, condenado por enriquecimiento ilícito, que maneja los hilos del poder en la sombra. Su hijo, un ex gobernador destituido por la menor de sus desfachateces cometidas: participación indebida en política. Un séquito de congresistas, en su mayoría desconocidos hasta abril del 2010, cuando sus sorprendentes votaciones los llevaron al órgano legislativo, donde cuatro meses después de posesionados ni suenan ni truenan. Un ex presidente de la Sociedad Portuaria que se inscribirá por firmas a las elecciones atípicas por la Gobernación del Valle que se realizarán en enero, pero que, claramente, como lo muestra la postal descrita, está rodeado por la poderosa maquinaria del PIN. La imagen difundida en distintos medios es un reflejo de lo que está pasando con la política del Valle: un partido fantasma cuyos líderes poco a poco se adueñaron de los distintos estamentos públicos de nuestro desfalcado departamento. Porque no nos digamos mentiras: la estrategia es clarísima, nos tumbaron a Juan Carlos, pero ahí tenemos a Víctor Julio para que ‘nos cuide los huevitos’ y en enero del 2012 se los recibe Alex Pascual Loango, el ex gerente de Acuavalle, cuestionado por dejar rodando un jugoso contrato y quien hasta antes de su renuncia salía todos los días en el espacio televisivo de la gobernación de Abadía entregando acueductos, como el funcionario ‘de mostrar’. No nos extrañe que lo inscriban por firmas, para que los caciques vergonzantes no tengan inconveniente en apoyar su candidatura.Mientras tanto, la mayoría de los vallecaucanos permanecen adormecidos haciéndose los que no es con ellos “porque es que todos los políticos son iguales y, suba el que suba, nada va a cambiar”. La indiferencia nos mata. Esa es, sin duda, nuestra más grande enemiga y la mejor aliada de quienes hacen política fácil: con pocas ideas y mucha maquinaria. Mientras tanto, los partidos tradicionales parecen asistir a un funeral anunciado, porque sus estrategias son insuficientes y les falta ímpetu. Y los candidatos de nuevos partidos, con la más ingenua de las actitudes, hacen un festival de la democracia que, lastimosamente, está bien para Suiza, pero no para la realidad nuestra.La foto de Guacarí es elocuente. En cada uno de nosotros está decidir qué será lo mejor para nuestro departamento. No vaya a ser que después, como tantas otras veces, terminemos llorando sobre la leche derramada. Porque el Valle, definitivamente, no aguanta más desangres en publicidad, contratos amarrados, licitaciones chuecas y vigencias empeñadas.