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Indolencia

Indolencia. Parece que estuvieran hablando de una zapatería. Que solo les importaran...

30 de julio de 2015 Por: Paola Andrea Gómez Perafán

Indolencia. Parece que estuvieran hablando de una zapatería. Que solo les importaran sus informes de números fríos, de rumores de corrupción, politiquería, egos. Indolencia de quien sale a pontificar que en su gestión nunca pasó algo así. O del que desde su oficina en Bogotá opina pensando en sus intereses.Llevamos días oyendo los ‘disparos’ desde distintas trincheras, que poco a poco están rematando a un paciente con miles de heridas abiertas. Y, en el fondo, tal parece que a algunos lo que menos les importa es lo que está pasando de puertas para adentro en la principal casa de salud del departamento: el Hospital Universitario del Valle, HUV.Allí es donde de verdad se siente la crisis, la más dura de su historia. Peor que las del 99, 2004 o 2008. Peor porque nunca les faltaron tantos insumos; porque no hay cómo atender a los pacientes (su capacidad está entre el 50 y el 70 %) y porque no había pasado tanto tiempo sin dejar de pagar sueldos. “No sabemos qué va a pasar. Es muy difícil vivir en la incertidumbre, de rumores de pasillo”. “Esta es nuestra escuela. Aquí nos formamos y el hospital es nuestro proyecto de vida”. “Uno queda en medio de la ‘balacera’ del Gobernador y el Gerente. Pero es que no estamos hablando de licuadoras, estamos hablando de vidas. De nuestros enfermos en el pasillo. Qué tal que fuera su papá o el mío”.Esas son las voces de gente del hospital, de esa a la que sí le duele lo que ocurre. La que espera que paguen los más de $196.000 millones que adeudan las EPS. O que el Gobernador, en lugar de sacar la maleta como ya ha hecho en otros casos (crisis de pasaportes, crisis de la cultura), ayude a solucionar. O que los congresistas muevan su burocracia, que harta que sí tienen, y sirvan para agilizar la entrega de recursos. Que el Gerente, a quien le reconocen ser bien intencionado pero mal asesorado, deponga su enojo y se deje ayudar. Sé que los insumos se acaban este viernes y están buscando cómo garantizar una semana más. Que hay médicos altamente calificados que se fueron a clínicas privadas porque no pueden trabajar sin sueldo. Que, poco a poco, el hospital se queda sin señales de vida. Parece que a muchos se les olvidó que el HUV ha sido ejemplo por sus logros científicos. Porque es centro de referencia en la disminución de muertes prenatales por VIH, de vacunación, de disminución de ceguera en niños. Que la suya fue la primera unidad de neonatos del país y que ahí se educaron los grandes especialistas de Colombia, por citar apenas algunas de sus hazañas.Y mientras los señores de corbata vociferan su indolencia, en el hospital hay un montón de gente que trabaja por puro amor. Porque en ese hospital, en el que falta de todo, hay algo que sobra: voluntad. La voluntad de gente buena que, con la nevera vacía, se levanta todos los días a auxiliar a nuestros enfermos más pobres. ¿Será muy difícil que los escuchen para que entiendan de una vez por todas que no estamos hablando de una zapatería si no de salvar vidas?