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A darla toda por Cali

Pero de nada nos sirve insistir en la rabia y la división que tanto daño nos han hecho en este 2021. Tampoco, echarle la culpa a quien no está de nuestro lado y quedarnos en la comodidad de la crítica, que juzga desde la barrera, pero es incapaz de hacer algo distinto.

7 de noviembre de 2021 Por: Paola Andrea Gómez Perafán

Ya estuvo bueno de pesimismo, de discursos negativos y de darnos tanto palo. Sí, hemos pasado duros momentos como ciudad, con las consecuencias sociales, económicas y mentales de la pandemia y de un estallido social sin precedentes.

Aún hay mucho pero mucho por hacer para sanar las heridas evidentes en distintos rincones de nuestra geografía y otras que han quedado en el alma caleña, quizás las más difíciles de curar. Trabajo es lo que tenemos para levantarnos como ciudad.

Pero de nada nos sirve insistir en la rabia y la división que tanto daño nos han hecho en este 2021. Tampoco, echarle la culpa a quien no está de nuestro lado y quedarnos en la comodidad de la crítica, que juzga desde la barrera, pero es incapaz de hacer algo distinto. Mucho menos ensañarnos en discusiones destructivas en las que triunfa el que responda el improperio más grande y se gane los ‘likes’ o aplausos de la audiencia.

Si bien, hay que mantener la mirada vigilante y ejercer veeduría permanente ante las cosas que andan mal, no es óbice para darle vuelta a la crisis y empezar a empujar para el mismo lado, de una vez por todas.
Y creo que el momento que se nos viene puede ser la oportunidad perfecta para hacerlo. Nos dice la historia que los Juegos Panamericanos de 1971 nos cambiaron la imagen y el sentir como ciudad. Pues bien, justo 50 años después, Cali es la anfitriona de los primeros Juegos Panamericanos Junior, del 25 de noviembre al 5 de diciembre. Unos juegos que reunirán a más de 3.800 deportistas de 29 disciplinas, y que contarán con 3.000 voluntarios para su logística, así como 1976 policías dedicados exclusivamente a garantizar su seguridad, además de disponer 40 hoteles para el hospedaje de los visitantes y 21 escenarios deportivos remodelados en Cali, y las subsedes de Yumbo, Jamundí, Buga y Palmira, que albergarán a un gran número de espectadores.

Sin duda, para la reactivación de la ciudad está será una oportunidad dorada. Son $116.000 millones los que se invierten en los juegos. Eso sin contar los beneficios que traerán al comercio, los restaurantes, los sitios nocturnos, entre otros. Ojalá que se garantice la exigencia del carné de vacunación para la asistencia a los eventos y establecimientos, así como las medidas de bioseguridad que mantengan al covid al margen de las competencias.

Todo un reto para esta Cali que ya ha dado ejemplo de ser una gran anfitriona en otros eventos de talla internacional. Somos gente cálida y eso le encanta a quienes llegan a nuestra tierra, tanto que muchos desarman maletas y se quedan para siempre.

Quizás no tendremos las grandes obras que en el 71 nos dieron el paso de villorio a ciudad. Pero sí el dinamismo que espante el letargo y ahuyente el espíritu separatista que se apoderó de una ciudad que por momentos sentimos dar pasos hacia atrás, mientras otras que nos parecían tan pequeñas dieron saltos agigantados hacia al progreso.

Tenemos que recuperar la fe en lo nuestro. Ese es el primer paso para reconstruir. Los escépticos pensarán que unos juegos no nos van a ayudar en nada y que todo seguirá igual. Permítannos soñar a quienes de manera repetida somos las y los optimistas irremediables de siempre, a quienes el amor por esta ciudad, con todo y sus dolores, nos hace creer siempre en ella, en su fuerza y valentía, en su capacidad de recuperarse; en la persistencia y la pasión de tanta gente que llegó en busca de una oportunidad y la encontró, porque aquí les abrazaron como en ningún otro lugar; porque les ayudaron a sanar, porque les hicieron volver a creer.

¿Ya ven por qué no es tan iluso pensar que se puede? Vamos a darla toda. Que nuestra victoria sea volver a creer en Cali . 
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