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Contrabando en el país

Hemos visto a varios gremios protestando por la frágil situación que viven...

15 de junio de 2013 Por: Paloma Valencia Laserna

Hemos visto a varios gremios protestando por la frágil situación que viven sus sectores. Algunos atribuyen el asunto a la firma de los TLC, y si bien algunos efectos son producto de la baja competitividad de la industria nacional y la excesiva revaluación del peso en los últimos años, debemos advertir que los grandes inconvenientes se deben al contrabando y a la falta de control de las autoridades encargadas de vigilar las cuotas pactadas como límites para la entrada de productos extranjeros.Sabemos que no se controlan las cuotas de ingreso de arroz o de leche; entra toda la que se trae. Los límites negociados se quedaron en el papel. El exceso de producto lesiona el precio interno y a los productores nacionales. Esta es una de las funciones que debería cumplir el Estado pero que no cumple; ni siquiera parece fácil determinar quién controla las cuotas, o cómo se asignarían si se limitaran realmente. Sin embargo, el contrabando es el enemigo más grande de la industria nacional. Alcanza cifras de 6 mil millones de dólares al año. Su efecto se ha hecho sentir sobre la industria de calzado, aceites vegetales, autopartes, siderúrgica y metalmecánica, electrodomésticos, carne bovina, entre otros. No sólo evade y elude -y disminuye las rentas nacionales-, sino que se ha convertido en un mecanismo ideal de lavado de activos. El mafioso con dólares en el exterior compra contenedores de productos en China y otros países, los importa y vende a pérdida en el país –como costo del lavado de activos. Existen además estructuras más elaboradas donde el mafioso vende a pérdida al contrabandista, que ingresa los productos subfacturados. El menor precio permite pagar menos impuestos, y poner la mercancía en el precio que se compró –el costo del lavado. Todo se vende en el país incluso por debajo del costo de esos productos. El efecto es devastador para los productores nacionales e incluso para quienes importan cumpliendo con las normas tributarias. Este es el caso de importación de confecciones; en 2012 el precio promedio por el mayor importador nacional fue de US$24 por kilo importado; otros ‘importadores’ trajeron ese mismo producto US$1,65 por kilo. Este precio está por debajo incluso del precio de la materia prima necesaria para elaborar esas confecciones, que es de US$2,50 por kilo. ¿Quién puede competir así?El contrabando de carne bovina desde Venezuela es otros de los flagelos más graves. Afecta el precio, y lo que es peor, pone en peligro la posibilidad de que Colombia cumpla con los estándares fitosanitarios exigidos para exportar a EE.UU. Colombia con mucho esfuerzo es un país libre de aftosa, pero Venezuela no lo es. La posibilidad de contagio crece con cada res del contrabando. Es interesante resaltar que en los últimos 30 años, la Fiscalía General de la Nación no ha logrado ninguna sentencia condenatoria en contra de los grandes contrabandistas; más aún no hay tampoco sentencias condenatorias contra pequeños contrabandistas.Hay un proyecto de ley que intenta mejorar la posibilidad de que se persiga judicialmente a los contrabandistas. Estaba listo para surtir su primer debate en la comisión primera del Senado, pero curiosamente el Fiscal General citó a los ponentes a esa misma hora, e impidió que el debate se realizara, con lo que el proyecto está casi muerto.