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¿Sirve el día sin carro?

Si estamos de acuerdo en que la bici es el medio de transporte más amigable y deseable, ¿por qué esta ciudad apenas tiene 68 kilómetros de ciclorrutas, varios de ellos desconectados entre sí?

21 de septiembre de 2018 Por: Ossiel Villada

Empecemos por mencionar dos datos críticos. Según las cifras oficiales de la Secretaría de Tránsito, por las calles de Cali hoy circulan 800.000 vehículos. Hace 10 años eran unos 300.000. Es decir que, durante la última década, cada año le metimos 50.000 nuevos carros a esta ciudad.¿Cuántos kilómetros de nuevas vías construimos en ese lapso de tiempo para responder al incremento del parque automotor?

Por otro lado, las autoridades ambientales sostienen, con base en mediciones técnicas, que los carros nos movilizan, pero también nos envenenan. El 80 % de la contaminación del aire que respiramos en la ciudad proviene de esas ‘fuentes móviles’.

Esos dos datos son más que suficientes para aventurarse a decir que sí. Que el ‘Día de la Bici y el Aire Limpio’, como les dio por llamar este año en Cali al ya reconocido día sin carro, no solo es una iniciativa necesaria, sino además, deseable.

Sus promotores han sido francos. Nos han dicho que esto es, básicamente, un experimento. Lo que se busca es que la ciudadanía reflexione sobre la necesidad de utilizar cada vez más medios de transporte amigables con el Planeta. Se trata de tocar conciencias para motivar un cambio de actitud hacia el futuro.

Así las cosas, solo se necesita sentido común para estar de acuerdo con ella. No hay una sola persona en Cali que no esté dispuesta a conservar limpio el aire que respira. Y no hay alguien que no anhele vivir fuera del caos que generan los vehículos en las calles.

Y hay otro dato chévere para esos esnobistas que no conciben la vida sin estar siempre ‘trendy’: seremos ‘tendencia’. Cali hará parte del grupo de más de 2.000 ciudades del mundo entero que el próximo sábado se unirán al día sin carro.

El problema con esta jornada viene cuando uno empieza a mirar otros datos y a hacerse otras preguntas.

Por ejemplo: si el día sin carro es una gran herramienta para crear conciencia ambiental entre los caleños, ¿por qué no se ha hecho cada año? Resulta que han pasado siete desde la última vez que lo hicimos.

Sí, en el 2011 estuvimos muy preocupados por la invasión de carros y su nefasto efecto ambiental. ¿Y después? Bien, gracias, si te he visto no me acuerdo.

Por otro lado, si la única forma efectiva de desestimular el uso del vehículo privado es contar con un sistema de transporte público eficiente, ¿por qué seguimos en Cali con un MÍO que no despega y hemos permitido que la ciudad se llene cada vez más de carros piratas y ‘motorratones’?

Y si estamos de acuerdo en que la bici es el medio de transporte más amigable y deseable, ¿por qué esta ciudad apenas tiene 68 kilómetros de ciclorrutas, varios de ellos desconectados entre sí?

Yo creo firmemente en la idea de que un mundo con menos vehículos es un mundo más sano. Pero debo decir que me voy a sumar al día sin carro que promueve el alcalde Armitage con más resignación que convicción.

Porque esta idea no responde, ni promueve, ni está ligada a una estrategia de largo plazo con un rumbo claro. Como tantas cosas en Cali, no pasa de ser un ‘chispazo’ que se perderá en el azar del próximo día.

Lo cierto es que los problemas de movilidad de la ciudad, y sus perversos efectos ambientales, se han agravado en los últimos años y ni el actual alcalde, ni los dos anteriores, fueron capaces de plantear una solución clara para ellos. En esa materia seguimos improvisando.

En teoría, repito, el día sin carro es una iniciativa loable. Pero, en la realidad, habla mal de todos nosotros. Porque muestra que, al igual que Ana Milé, aquí nos hemos acostumbrado a que los alcaldes de turno nos pinten ‘pajaritos en al aire’.


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