Sondeos

Habla bien que medios de comunicación como El País organicen con firmas serias, encuestas de opinión sobre asuntos electorales y cívicos. Es la mejor expresión de una política de pluralismo ideológico: informar lo que la sociedad piensa sobre asuntos que son objeto de grandes debates y controversias, independientemente de la posición editorial del medio. Corresponde a los analistas interpretar esos datos, tarea cuya solidez depende de la credibilidad de quien la hace. La encuesta de Gallup sobre intención de voto para las alcaldías de las grandes ciudades, en las elecciones que tendrán lugar el próximo 25 de octubre, es una fotografía preliminar de un proceso que apenas comienza. Pero permite conocer realidades políticas y fijar un punto de partida para las tendencias que se presenten en desarrollo del proceso, con todo y su margen de error, como acaba de suceder con las elecciones generales del Reino Unido, donde los principales derrotados fueron los encuestadores. Con todas esas salvedades es interesante notar en el caso de Bogotá un giro en la opinión pública: del Centro Democrático, ganador en las elecciones parlamentarias, hacia candidatos de la izquierda, como Clara López; del Gobierno, como Rafael Pardo; o independientes, como Enrique Peñalosa. La intención de voto se reparte entre esos tres, más o menos en partes iguales, el 62%, mientras la candidatura de Francisco Santos apenas registra un 6%. Parecería confirmar la vieja teoría de que los votos no son endosables y que cada quien aparece con lo que personalmente tiene, al margen de las organizaciones políticas que los apoyan. El cuadro bogotano abre la posibilidad de una alianza entre quienes encabezan la intención de voto, lo cual llevaría a quien la lidere a un muy probable triunfo.En el caso de Cali lo que vale la pena destacar es el carácter popular de quienes encabezan la intención de voto. Entre Angelino Garzón, de la U; Roberto Ortiz, del Partido Liberal y María Isabel Urrutia, independiente, tienen más del 60% de la intención de voto, la mitad de esa cifra correspondiente a Angelino Garzón quien lidera de lejos los resultados en todos los estratos y en todos los grupos de edad. No tiene mucho sentido hacer sobre esos datos un análisis de ascensor, ver quien puede bajar o subir, sino más bien, como en el caso de Bogotá, indagar sobre cuáles serían las alianzas posibles, que es para lo que sirven las encuestas preliminares. Todo indicaría que una alianza entre líderes populares resultaría imbatible.El tío Baltasar dice que hay algo muy curioso sobre esos primeros resultados que marca enormes diferencias sociales entre el carácter de las diferentes ciudades. Mientas en Barranquilla, Alex Char, de Cambio Radical, heredero de una de las fortunas más grandes de la Nación, tiene el 80% de la intención de voto; en Bogotá el 68% lo tienen Peñalosa, López., Pardo, y Santos, todos miembros de la más conspicua tradición política capitalina; y en Cali el 62% lo tienen líderes de la entraña popular hechos a pulso. Dice el tío que lo que eso signifique es tarea para los sociólogos pero que en algo tienen que haber influido los procesos de participación comunitaria en los asuntos públicos, que es de donde surgen los líderes políticos. Así que, según eso, Bogotá está destinada a ser gobernada por los herederos del patriarcado, Barranquilla por la oligarquía y Cali por el pueblo.