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Momentos estelares

Con el nombre de ‘Momentos estelares’ publicó Estefan Zweig en 1927 unas...

27 de agosto de 2016 Por: Óscar López Pulecio

Con el nombre de ‘Momentos estelares’ publicó Estefan Zweig en 1927 unas historias noveladas sobre lo que él consideraba algunos de los grandes momentos de la humanidad. Hoy olvidado, su obra fue muy popular en los primeros decenios del Siglo XX. Zweig se suicidó en 1942, junto con su esposa, en Petrópolis, la capital veraniega del emperador del Brasil, convencido de que para judíos como ellos no había lugar en un mundo dominado por el Nazismo.El libro, que fue muy famoso, buscaba identificar aquellos momentos de toda sociedad en que suceden hechos extraordinarios que ocasiona cambios sustanciales en su futuro, desde la conquista de Bizancio por los turcos, pasando por el descubrimiento del Océano Pacífico, hasta el tren sellado que llevó a Lenin de regreso a Rusia. Todo país tiene en su historia momentos como esos que son definitorios de lo que son o lo que pueden llegar a ser. La firma de un acuerdo de paz con las Farc es para Colombia uno de esos momentos.Lo que ese acuerdo significa no es tanto que un ejército rebelde se desmovilice y cambie su propósito de lucha por el poder de la confrontación armada a la confrontación política, sino la poderosa energía de reconciliación nacional que esa decisión desata. Porque en el fondo lo que la sociedad colombiana está aceptando, y lo ratificará cuando apruebe en un plebiscito el contenido de los acuerdos, como lo auguran las encuestas, es que la existencia de la lucha armada guerrillera no era solo una amenaza terrorista sino un síntoma de una grave descomposición social que la produjo. Y esa descomposición incluye la violencia generada por el narcotráfico, la minería ilegal y el contrabando; la fragilidad del aparato judicial que alienta la criminalidad; la corrupción de la administración pública y del ejercicio de la política; las inequidades e iniquidades generadas por la concentración económica.Aquello que hace sesenta años surgió como una rebelión campesina, se convirtió en el símbolo de todo lo que no está bien en Colombia, así que terminar ese conflicto es ante todo la oportunidad de arreglar la mayor cantidad de cosas posibles, detenidas con la guerra como excusa. Hay por supuesto, acciones directamente relacionadas con la terminación del conflicto, pero todas tienen alcances superiores. La participación política de la guerrilla significa también una mayor apertura del sistema político, genera la obligación de que sea más transparente y más cercano a las necesidades de la gente; la incorporación de los guerrilleros a la vida productiva, significa también un cambio en la concepción de la empresa productiva como una generadora de empleo para la sociedad y no solo de utilidades para los accionistas; las acciones de restitución de tierras significan también una audaz política agraria que rescate al campesinado sobreviviente de la pobreza secular; la justicia transicional significa la necesidad de modernizar y hacer más eficiente la administración de la justicia ordinaria. Todo más allá de sus alcances iniciales justamente para que no se reproduzcan de nuevo las razones que produjeron la protesta social, que degeneró en lucha armada.La construcción de un país en paz, que es un proceso de nunca acabar, con motivo de la firma de los acuerdos de La Habana, libera una energía social, que puede convertirse en uno de nuestros momentos estelares.

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