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La llegada de la primavera

Como la entrada está restringida por la pandemia, la Royal Academy ha elaborado un magnífico documental, que es como un paseo lento por las salas para el disfrute del mundo entero, que puede verse en Youtube.

9 de julio de 2021 Por: Óscar López Pulecio

Donde hay estaciones la llegada de la primavera es el renacer. Bajo el suelo helado rompen con fuerza los primeros retoños, aparecen las hojas en los árboles desnudos, el calor va derritiendo el blanco y todo se llena de color. En estos tiempos de pandemia, primavera es vida.

A sus 84 años David Hockney es quizás el artista británico vivo más importante. Y el más costoso. Su marca de fábrica es un estilo esquemático, colorido, casi geométrico con el que ha dibujado primero ambientes domésticos y ahora paisajes. Desde hace muchos años se ha nutrido de los recursos que ofrece la tecnología para hacer sus trabajos, oficio aprendido como diseñador gráfico. Es un anciano pintor que desde 2007 ha venido utilizando su iPhone y hoy dibuja sus cuadros en un iPad, lo cual quizás sea una forma de juventud.

Acaba de inaugurar su última exhibición individual en la Royal Academy en Londres, con 116 trabajos hechos en un iPad e impresos en papel, sobre la llegada de la primavera (The arrival of the spring). Es una explosión del verde de todos los colores, como dijo Aurelio Arturo, y el azul límpido del cielo, colores sin sombras y sin matices como corresponde a la manera como han sido elaborados esos cuadros, que no son pintados, pero tampoco son reproducciones múltiples, sino originales salidos del iPad: una frontera más que se rompe en la utilización de materiales para hacer obras de arte.

Como la entrada está restringida por la pandemia, la Royal Academy ha elaborado un magnífico documental, que es como un paseo lento por las salas para el disfrute del mundo entero, que puede verse en Youtube.
Unas obras producidas por medios electrónicos que se divulga a través de medios electrónicos: la apoteosis de la virtualidad llevada al arte. Las obras fueron realizadas en Normandía, Francia, a lo largo de la primavera de 2020, en medio del encierro universal. El escenario: los alrededores de su casa de campo, los árboles, los prados, las casas, las flores. Un mundo luminoso, sin gente, cuando la oscuridad caía en todas partes.
Los críticos han dicho que aquello es un experimento de diseño; que al ampliar las obras para su impresión aparecen todos los detalles del pequeño diseño original, acusando su torpeza. Hockney dice que para hacer lo que ha hecho se necesita saber dibujar y pintar. Hay por supuesto, una cierta ingenuidad y simplicidad en los paisajes. Pero ese ha sido siempre su estilo, trabajado en los colores planos del acrílico, material que ha usado por medio siglo. Otros críticos hablan del testimonio de la constante renovación y las maravillas de la naturaleza, invencible frente a la pandemia.

Él mismo donó a Royal Academy el enorme cuadro Grandes Árboles cerca a Warter, (Bigger Trees near Warter ), 13 x 5 metros, compuesto por 50 lienzos independientes, pintados con acrílico, que son como los esqueletos de un otoño tardío, que luego se viste de fiesta en esta exhibición. Hockney sufre de sinestesia, una curiosa confusión de los sentidos que no le permite percibir los colores sino al ritmo de la música, lo cual explica cierto aire tonal en el bello conjunto primaveral. Lucian Freud, el otro gran pintor inglés, muerto en 2011, famoso por los cuerpos desnudos, decadentes, obesos, de sus maduros modelos, pintó a Hockney en 2002, como un noble anciano, las gafas en la punta de su nariz, pintando lo que oye. Así su obra.

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