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A su manera

En 1967 Claude François llevado por la pena de amor de su...

24 de noviembre de 2012 Por: Óscar López Pulecio

En 1967 Claude François llevado por la pena de amor de su separación de la cantante Frances Gall escribió una desoladora canción sobre cómo la rutina de la vida doméstica, cuando el amor termina, lleva a una relación basada en la mentira. Comme d'habitude, fue su título que podría traducirse: Como de costumbre. Y la costumbre era una sucesión de actos fingidos de día y de noche, incluyendo el amor. Nada podía ser más francés que esa música repetitiva, in crescendo, nostálgica; ni esa letra atravesada por la desesperanza de estar en un callejón sin salida. En 1967, Paul Anka, quien era un ‘crooner’, es decir un cantante melódico romántico que las jovencitas habían encontrado irresistible diez años atrás, de visita en Francia, oyó la canción en un programa de televisión, compró los derechos y le escribió una nueva letra en inglés que era todo lo contrario de la francesa. Arrogancia en vez de desesperanza, energía para vencer los retos en vez de rutina, capacidad para levantarse de los fracasos, en vez de esconder las lágrimas bajo la almohada. A Frank Sinatra, quien era el cantante más famoso del mundo, le gustó la melodía, la letra y el nuevo título: My Way, que podría traducirse A Mi Manera. No ha habido otra canción en la historia de la música que haya sido más cantada porque es la expresión del sagrado derecho de hacer lo que a uno le venga en gana como a uno le venga en gana.María Marta Serra Lima, quien es una gran cantante de música romántica, tierna y voluminosa, con una voz sencilla llena de emoción, popularizó ‘A mi manera’, en español, como si fuera una canción de amor. De esos amores que todo lo vencen. O mejor aún de esas mujeres que siempre están enamoradas del amor, no importa lo que les pase, que son siempre las más valientes y las más felices. Así que la música suena igual en los tres idiomas, pero no significa lo mismo en ninguno. Y es que de pronto la nostalgia por lo perdido es desesperanza en francés, desafío en inglés e ilusión en español. Lo cual quiere decir que no basta con hablar los idiomas sino se aprende a sentir en ellos.Detrás de cada idioma se esconde un mundo, porque los idiomas son la manera como las culturas se expresan. Por ello el aprendizaje de un idioma va mucho más allá de conocer el significado de las palabras que le permiten a la gente comunicarse sobre asuntos muy básicos. Es más bien como sumergirse en un mar proceloso sin ser un buen nadador. Para los franceses Comme d'habitude, es una canción cuya música refleja esa cierta tristeza del inevitable deterioro del amor romántico. Para los ingleses, es un símbolo de individualismo y para quienes hablan español, representa la fuerza del amor eterno. Y esa misma música termina significando cosas tan distintas porque es oída por personas que ven la vida de una manera distinta, no porque hablen otro idioma sino porque pertenecen a otra cultura.El tío Baltasar, quien balbucea en los tres idiomas, dice que hay problemas insuperables de traducción, porque al final lo que se pretende traducir no son palabras sino sentimientos, sensaciones, ritmos secretos de la lengua, y esa es una labor imposible, aunque en ella se hagan a veces hallazgos inolvidables, como las rimas de Rafael Pombo, que son mejores en español que en su inglés de origen, y como Comme d'habitude, que le gusta más cantada por Sinatra que por François, a no ser que la escuche en París en una tarde de otoño, frente a un vaso de vino, agobiado por los recuerdos de su mala vida pasada, como cualquier esnob.

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