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Política fiscal para Yumbo

El territorio en que se enmarca de Yumbo, y la población...

1 de septiembre de 2012 Por: Ode Farouk Kattan

El territorio en que se enmarca de Yumbo, y la población que lo ha habitado, han sido un hito importante en el crecimiento económico y social de la subregión que se ha centrado en Cali como capital del departamento, como lo detalla Luis Alberto Londoño Rosero en su libro ‘Yumbo, de resguardo indígena a capital industrial del Valle del Cauca’.Su desarrollo se dinamizó cuando a mediados de 1900 se establecieron empresas significativas en Puerto Isaacs, y se reforzó cuando en la industrialización de los años 50 la zona limítrofe con Cali se urbanizó con el nombre de Acopi, gremio que lo gestó. Desde ésa época Yumbo ha sido el receptor de una gigantesca inversión privada en la forma de industrias, que luego se ha diversificado con comercio y usos varios, produciendo una metamorfosis que hoy convierte a Yumbo en punto crucial del desarrollo de la subregión mencionada, por la aceptación de que la ruta más apropiada para conectarla con Buenaventura es la carretera que partirá de Mulaló y llegará a Loboguerrero economizando costos y tiempo y ganando eficiencia en el manejo de alturas.Es una realidad, también, que Yumbo no ha adaptado su administración a la velocidad y racionalidad que su crecimiento actual y prospectado requieren. Cosa que es materia de estudio y controversia entre la Administración Municipal por un lado y la población citadina y empresarial por el otro.Sin entrar en el desgastante debate del pasado administrativo de Yumbo y admitiendo que en él comparten culpas funestos contubernios público-privados que generaron problemas poblacionales y políticos muy complejos, hay que reconocer que el rápido correr de los retos del desarrollo espoleados por los Tratados de Libre Comercio, nos obligan a revisar nuestros modos de ser y de hacer las cosas, (léase “vicios administrativos ancestrales”), so pena de ver nuestra economía social retroceder en competitividad, con consecuencias funestas para nuestra estabilidad. Esto significa en Yumbo una revisión, metodológicamente hablando con ‘base cero’, para re-estructurar su administración pública, así como el sector privado está avanzando en esquemas de responsabilidad social empresarial en lo atinente a su relación con la administración pública.Un buen comienzo es estructurar una política fiscal municipal, que no debe confundirse con la armada de un Código Fiscal unificado que simplemente recoge en un solo volumen el montón de retazos de normas fiscales, en su mayoría arcaicas e inaplicables por su falta de racionalidad.La Política Fiscal es un trazado hacia el futuro que debe cumplir con la definición de prospectiva, que es visualizar el futuro para prever y proveer para su realización, razón por la cual es elemento fundamental del plan de desarrollo, que no sólo debe definir las cosas por hacer sino cómo financiarlas, aspecto en el cual juegan los gastos e inversiones que tiene que hacer el Municipio y la capacidad de contribución de la ciudadanía para proveer con los impuestos los dineros para realizarlos.La política fiscal no es un ejercicio frívolo: es un estudio profundo de democracia participativa del sistema tributario municipal, con comparación con otros sistemas tributarios, como el nacional, para evitar excesos que vulneren la estabilidad del sistema económico social por agobio en la carga. Y que contemple los beneficios reales en servicios y obras funcionales del gasto y la inversión públicos que retroalimenten la capacidad de contribución de la ciudadanía y la empresa como consecuencia de las mejoras operativas que generen. En pocas palabras, el por qué y para qué de los impuestos, cimiento de su razón de ser.