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Errores de la Unión Europea

Se dice que si una idea es buena, la mejor manera de...

27 de febrero de 2015 Por: Ode Farouk Kattan

Se dice que si una idea es buena, la mejor manera de estropearla es tratar de mejorarla.Esto le ha ocurrido a la Unión Europea que, habiendo comenzado como un tratado de complementación del uso del carbón y el hierro para la reconstrucción de la Europa devastada por la Segunda Guerra Mundial, evolucionó hacia el Mercado Común Europeo, figura que crearía un espacio paulatinamente liberado de barreras aduaneras para así fomentar la producción y el comercio entre los países que se habían beneficiado de la ayuda del Plan Marshall, y lograr así, con el común denominador del bienestar compartido, que las gentes se olvidaran de la guerra.Esto funcionó durante un tiempo razonable, espoleado por el gran gasto militar en efectivo de los Estados Unidos en la Europa Occidental durante la guerra fría:  los eurodólares, que fueron  el fortalecimiento de las monedas de Europa. Este esquema de los eurodólares fue abundante y llegó a su fin solamente cuando los Estados Unidos perdieron la guerra de Vietnam, a un inmenso costo fiscal y devaluación del dólar y los poseedores de los eurodólares, ya con valor de intercambio riesgoso, los cambiaron por oro a 34 dólares la onza haciendo caer el acuerdo de Bretton Woods, valorizando así las monedas autóctonas europeas, llevando a Europa a una gran bonanza, y a una “inflación de ego” impresionante.Hoy, luego de una serie de errores de criterio político, entre ellos sucumbir a la tentación de realizar el sueño de Napoleón de una Europa unida bajo su reinado, las cosas han cambiado, y de una unión esencialmente comercial próspera y envidiada, Europa pasó a una unión política de Estados, muy disímiles entre sí, con culturas políticas diferentes y chocantes y hoy tienen como consecuencia varias economías deprimidas y un Parlamento en el cual divergen frustraciones que hasta proclaman dudas sobre la continuidad de la Unión misma: los llamados euro escépticos.A ello se agrega la decisión tomada hace diez años de crear una moneda única (el euro) desdeñando la realidad de que, como dijo alguien, la moneda de un país es el espejo en el que se refleja la real imagen de su economía, y ahora se ve  que esa moneda no refleja por igual las caras (estado de cosas económico) de todos los países que la comparten, por la sencilla razón de que su manejo social y político de la economía es distinto (parte del folklore: la forma de ser de un pueblo) y no todos los costumbrismos y disciplinas económico sociales de los países son iguales. Esto es la causa de que a algunos ‘euro estados’ les vaya bien con el euro y a otros no. Y el manejo disciplinario centralizado en Bruselas choca con las tipicidades de los euroestados.Contrario a lo que se piensa, no todos los europaíses tienen la misma trayectoria de desarrollo, pues muchos (Portugal, España, Francia, Holanda, Bélgica, algo Italia, durante mucho tiempo crecieron en riqueza no por su trabajo sino porque expoliaron colonias en América primero y luego en África y Asia, cosa que se acabó con la descolonización de la postguerra, afectándolos además con la carga de una inmigración proveniente de ellas. Alemania fue la que menos lo hizo y por eso es la reina del euro por su productividad y buen uso de la reconstrucción postguerra. Pero el euro no puede descansar tranquilo mientras en sus dominios, y por su imposición millones de personas sufran desempleo, baja del nivel de vida, y desesperación. Ya el agua de la olla de la política europea está hirviendo y la tapa comenzando a saltar.