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¿En que se gastó?

A medida que se avanza en la improvisación de la ya muy...

17 de diciembre de 2016 Por: Ode Farouk Kattan

A medida que se avanza en la improvisación de la ya muy cuestionada reforma tributaria, el gobierno peca por deslealtad con su pueblo al imponer una reforma sustentada en la necesidad de reponer alas arcas gubernamentales el perdido ingreso de la bonanza petrolera sin hacer claridad meridiana respecto a en qué se gastó ese ingreso, cuál fue su provecho para el verdadero desarrollo de la actividad productiva, y por qué es imperativo reponerlo con una exacción al poder adquisitivo de la población.Es un hecho reconocido y enunciado por el mismo gobierno que la reforma tributaria en curso es para “reponer” el ingreso petrolero fiscal generado, no por abundancia de petróleo, que no tenemos, sino por una coyuntural alza de precios que ya se cayó y no volverá fácilmente, como ocurre periódicamente con todos los ‘yo-yos’ de su majestad el mercado, urgencia sustentada en el temor de que una posible y probable rebaja de la calificación crediticia por parte de las calificadoras internacionales nos suma en la escasez de préstamos, de los cuales dependemos para seguir gastando, y todos los males que ello conlleva.El monto del aumento del recaudo por la reforma se estima en el tanto en que disminuyó el ingreso fiscal petrolero, que varía, según quien lo informe, y con qué pretensión, entre veinte y veinticinco mil millones de dólares por año. Nunca se dice en qué se gastó, ni se trata públicamente la realidad de que ese ingreso era precario en el tiempo, pues Colombia no tiene reservas de petróleo sino para seis años, y nadie sabe cómo ni con qué desarrollo alternativo lo vamos a reemplazar.Como el pueblo no es tan tonto como lo creen, algunos grupos de interés se preguntan, en primer lugar, que se hizo con la plata del petróleo cuando había la bonanza petrolera, y qué se va a hacer con la esperada ‘bonanza tributaria’, que algunos asimilan a poner al pueblo a ‘sudar petróleo’ para compensar el que salía, no de la producción de nuestros precarios pozos sino del precio, y si ella será tan grande y sustentable como se espera en los cálculos de Hacienda, y si en realidad tendrá los buenos efectos con los cuales se promueve, pues la capacidad de aporte en tributos del pueblo es la que ahora se tiene y la reforma no lo va a aumentar.El cuento de que la reforma ‘per se’ y por su solo efecto va a dinamizar la economía es falaz pues se va a tapar un hueco fiscal abriendo otro operacional, malabarismo que comprueba nuestra historia patria económica.Además no es apropiado hablar de “compensar” el ingreso petrolero con un ingreso tributario, pues no es claro tampoco comparar el dinero fácil de ‘chupar’ petróleo de un pozo con el producto de una ‘trabajosa’ actividad poblacional que todos los indicadores señalan como deficiente, lenta e impredictible, precisamente por un plan de desarrollo cimentado en una normatividad tributaria absurda, parte de un Estado estorboso.El gobierno tiene la palabra y el pueblo escucha.