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Kamala Harris será la fórmula vicepresidencial del demócrata Joe Biden. Esta semana, después de meses de especulación en la prensa y en los pasillos virtuales, el candidato se decidió por la senadora y exfiscal.

14 de agosto de 2020 Por: Muni Jensen

Kamala Harris será la fórmula vicepresidencial del demócrata Joe Biden. Esta semana, después de meses de especulación en la prensa y en los pasillos virtuales, el candidato se decidió por la senadora y exfiscal de California de 55 años. Su nombramiento ha causado revuelo no solo por ser la cuarta mujer en hacer parte de una dupla presidencial- después de Geraldine Ferraro, Sarah Palin y la propia Hillary Clinton, sino porque con padre jamaiquino y madre india, representa a las minorías raciales americanas en un momento de gran tensión y extendidas protestas contra el racismo. Su presencia le da oxígeno a el movimiento y dinamismo a un Partido Demócrata fragmentado que ha perdido la confianza de los afroamericanos. Biden, que anunció en marzo que su fórmula sería mujer, estaba casi obligado a escoger a una de raza negra.

Lo cierto es que en todos los países la vicepresidencia es un cargo sin agenda específica, y los que la ocupan rara vez tienen tanta visibilidad como en los meses de campaña. El nombramiento, que ante todo busca ampliar la base de votantes y las contribuciones a la campaña, es producto de complejos cálculos, proyecciones, negociaciones entre políticos y a veces entre partidos.

Las reglas para una buena selección están inventadas: la primera, y la más importante es no hacer daño al candidato. Un nombre polémico que distraiga la atención con escándalos pasados o posturas controvertidas puede resultar funesto. Cabe recordar el error garrafal que tanto perjudicó al candidato republicano John McCain, al escoger a Sarah Palin, senadora de Alaska; rueda suelta que se convirtió en una enorme distracción gracias a su familia disfuncional, sus discursos individualistas y sus imprudencias diarias. Ese examen lo pasó sobrada Harris, una figura conocida cuyo paso por la precandidatura demócrata la sometió a un profundo escrutinio de su vida política y personal. Con ella no habrá muchas sorpresas.

La fórmula también debe ser capaz de cautivar el público, aguantar ataques de la prensa y responder con facilidad. Debe ser un contrapeso en edad, ideas políticas y experiencia, como la pareja ideal que fueron Obama y Biden, cuyas décadas en el Senado compensaron la corta trayectoria del joven y carismático Barack. Hoy, cuando el Partido Demócrata está dividido entre moderados y un frente radical, el centrista Biden debe generar emoción en el ala izquierda de su partido, que por tanto tiempo dominaron Bernie Sanders y Elizabeth Warren. Aunque fue una de las cuatro finalistas, y habría movilizado la izquierda, una mujer blanca habría caído mal. Warren sin duda tendrá un alto cargo en el gobierno, pero en campaña no sumaba suficiente.

En el proceso de escogencia de Biden primaban también otros criterios, propios al candidato: la lealtad y la química. En lealtad, Harris, exfiscal con un estilo formidable de exponer sus ideas, casi se raja por sus duros ataques a Biden en los debates sobre su supuesto pasado racista. Sus enérgicas críticas enojaron a la familia y fueron el punto más álgido de la decisión. Pero lo segundo, la química, la salvó. Biden, un hombre mayor, sensible y humano, quería una persona que le cayera bien y que no tuviera miedo de contradecirlo. A pesar de las peleas pasadas, encontró en Kamala una fórmula ideal, incluso por encima de su competente colega Susan Rice, exasesora de Seguridad Nacional de Obama, la única otra finalista afroamericana. Rice habría causado controversia desde el primer día por sus decisiones como diplomática en África y su trato opacó de la crisis de Bengasi. Su falta de experiencia electoral, ausencia de una base de donantes, y falta de carisma le restó puntos y a pesar de su cercanía y trayectoria, no pasó el examen.

Faltan dos meses y medio para las elecciones en Estados Unidos. Biden está siete puntos por encima en las encuestas más recientes. En los debates presidenciales en los que Trump irá a la yugular para mostrar las debilidades de su rival, y Kamala será demoledora contra el robótico Mike Pence. Faltan meses de covid, incertidumbre, y crisis económica. Nadie puede adivinar qué sucederá. Pero con Kamala Harris a bordo, Biden inyectó oxígeno, diversidad, y entusiasmo a su campaña.

Sigue en Twitter @Muni_Jensen