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Experimento israelí

Hoy el clima en Israel es de ilusión y gran expectativa, y por partes iguales escepticismo e incertidumbre. El júbilo de muchos por la salida de Netanyahu, una transición que parecía imposible se mezcla con incertidumbre sobre el ecléctico equipo que lo reemplaza.

2 de julio de 2021 Por: Muni Jensen

Benjamín Netanyahu, primer ministro de Israel durante quince años, acaba de ser derrotado. Es difícil de creer que este controvertido líder se mantuvo en el poder aún tras cuatro elecciones en dos años, investigaciones por corrupción, posiciones controvertidas y creciente impopularidad. Israel, un país históricamente dividido políticamente, al final dijo adiós al complejo ‘Bibi’. Durante las últimas semanas en el cargo, Netanyahu fue desafiante. Sus acusaciones de fraude, advertencias de reacciones violentas ante su salida, críticas a sus anteriores aliados a los que llamó traidores, y llamados a la resistencia de sus seguidores recordaron los últimos días del gobierno de Donald Trump. Al final, como el Presidente americano, salió pataleando. Sus seguidores se preguntan si al mantener el mando del partido Likud seguirá en la arena pública como cabeza de la oposición, o si pasará al olvido. Sin duda es una fuerza de larga data en su país y se mantendrá en la mira pública por muchos años.

Hoy el clima en Israel es de ilusión y gran expectativa, y por partes iguales escepticismo e incertidumbre. El júbilo de muchos por la salida de Netanyahu, una transición que parecía imposible se mezcla con incertidumbre sobre el ecléctico equipo que lo reemplaza.

Lo más interesante de esta transición es sin duda la extraña composición del grupo que manda hoy. La coalición política que logró su salida merece un análisis profundo, ya que está formada por un grupo heterogéneo y casi inverosímil. Sus integrantes incluyen a Naftali Bennet, israelí-americano religioso y emprendedor, ministro de Defensa de su antecesor, y hoy el líder de Yashima, partido de la extrema derecha.
A su lado está Yair Lapid, presentador de televisión líder del partido Yesh Atid, que busca separar la religión de la política. El tercero es un pequeño grupo de árabes islamistas al que se unieron también un puñado de agrupaciones de toda la gama del espectro ideológico. Según el acuerdo, los mandatarios rotarán cada dos años. Hoy y hasta 2023 el que manda es Bennet, del costado religioso, y las relaciones exteriores quedaron a cargo del secular Lapid. En sus manos quedan los grandes retos y fracturas internas y externas del país.

Los desafíos son enormes, la agenda interna es pesada, e incluye la recuperación económica, la atención al covid, el desempleo (y desencanto) juvenil, y especialmente la convivencia entre Israel y Palestina. La presencia de la religión en la política, los arraigos culturales y religiosos completan la lista. Además a la oposición formidable de Bibi en el Knesset, el poderoso parlamento del país.

En la arena exterior deben enfrentar las relaciones con el Medio Oriente y con su principal aliado, Estados Unidos. Esto le cae a Yair Lapid, experto diplomático que cuenta con el apoyo de los partidos de centro izquierda. Su primer viaje fue a Roma, donde se reunió con su par estadounidense, Anthony Blinken, complacido con la creación del nuevo gobierno. Aunque no se habló a fondo del tema, parece haber un pequeño espacio para acercar al presidente palestino Mahnoud Abbas a la mesa. Empezó un nuevo capítulo de la relación bilateral.

No está claro que con una agenda con temas tan delicados prospere la coalición diversa que estrena Israel. Lo que resulta muy interesante, sobre todo en países en etapa preelectoral como Colombia, es la posibilidad de crear consensos entre grupos disímiles. Es novedoso el esfuerzo de un nuevo liderazgo enfocado en representar una porción más amplia de la sociedad. Mientras los votantes en todo el mundo se atrincheran detrás de líderes extremistas y excluyentes, que ganan puntos con gritos de exclusión entre tribus ideológicas, Israel, tan fragmentada, intenta abrir el paraguas político a todas sus partes.
Sigue en Twitter @Muni_Jensen