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No estoy en venta

Si por ser frentero y pisar uno que otro callo, me pongo en peligro, ese es mi destino, pero insisto, ¡no estoy en venta! Ni pa’ un lado ni pa’l otro, soy del verdadero centro, ¡el de la esperanza!

20 de diciembre de 2021 Por: Miky Calero

Ni tengo precio. Bueno eso creo, ¡no sé! Si viene una linda chica y me ofrece poder viajar por todo el mundo, mmm, ¡lo pienso! Pero obviamente no me compran con una ancheta.

Estando en mi oficina me llegó una de esas anchetas, que creí venía de la gobernación como habitualmente sucede cada año, regalo que me mandan por ser columnista del País. Cuando la abrí, gran sorpresa, la tarjeta venía firmada por Dilian. No entiendo qué quiere la exgobernadora con ese regalo que debería haber llegado a manos de alguien que de verdad lo necesite. ¿Pero cómo entender qué pretende Dilian con esos regalos para los medios? ¿Es que hablemos bien de sus intenciones electorales? Esas viejas costumbres de nuestra ya desgastada casta política es exactamente lo que deberíamos dejar atrás.

El sancocho, el tamal, el bulto de cemento, la teja y las anchetas en épocas electorales tienen la connotación de compra de votos que no permiten que escojamos los líderes que de verdad hagan el cambio que nuestro país necesita. Otra costumbre que nos tiene en la olla, es la contratación o los convenios que la institucionalidad tiene como mecanismo para devolver favores electorales.

No necesariamente los idóneos son los que terminan haciendo las cosas, sino los ‘amigos’ y los corruptos que saben ‘hacer la vuelta’. ¡Por favor no más de eso! Yo me pregunto, ¿de dónde sale la plata para pagar esos insumos para ‘aceitar la maquinaria’? ¿Cuántas anchetas se repartieron y cuánto costaron?

Otra manera de conseguir votos es a través del miedo, es una estrategia que funciona porque somos una especie miedosa por no decir mierdosa.
Que nos vamos a convertir en una nación ‘castrochavista’. Funcionó en el plebiscito por la paz, cuando el gerente de la campaña por el No confesó que la manera de hacerlo fue que la gente saliera a votar ‘enputada’, palabras textuales de él. Y el otro extremo tampoco se queda atrás en eso; le tiran duro al empresariado, como si todos los empresarios fueran malos y denigran del capitalismo cuando ellos como el senador Bolívar viven en una opulencia y extravagancia comparada a la crema innata del Statu Quo.

Ya la juventud ‘no come tanto cuento’ y llegó el momento de un cambio de verdad, sin falsas promesas, miedo y mentiras como la hace la antigua forma de hacer política. No más varones y varonesas electorales, a votar en conciencia. No más muertes de líderes sociales y ambientales por pensar distinto y denunciar. ¡Vamos todos a sacar a nuestra querida Colombia de ser uno de los países con mayor desigualdad y corrupción, no más de los mismos políticos que han gobernado durante tanto tiempo y responsables de tenernos así, ¡es el momento del cambio!

Si por ser frentero y pisar uno que otro callo, me pongo en peligro, ese es mi destino, pero insisto, ¡no estoy en venta! Ni pa’ un lado ni pa’l otro, soy del verdadero centro, ¡el de la esperanza!