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Jerusalén y diciembre

Jerusalén, ciudad sagrada para muchos se ha convertido en un polvorín que se pelean judíos, musulmanes y cristianos. ¡Que contradicción! Donde debería reinar la paz que supuestamente enseñan las religiones, pasa todo lo contrario.

11 de diciembre de 2017 Por: Miky Calero

Jerusalén, ciudad sagrada para muchos se ha convertido en un polvorín que se pelean judíos, musulmanes y cristianos. ¡Que contradicción! Donde debería reinar la paz que supuestamente enseñan las religiones, pasa todo lo contrario. Se podría convivir en armonía respetando las distintas creencias y permitiendo la tolerancia. ¿Qué tiene que ver un presidente gringo, loco y ególatra en este conflicto milenario? No entiendo, ¿por qué se le permite tanto poder? ¿Hacia dónde va esta humanidad desquiciada? Cuando es tan sabroso vivir en paz con los vecinos y compartir. Ojalá los líderes religiosos que tienen que conducir sus rebaños hacia pastizales de paz logren entender eso y no permitir más derramamiento de sangre inocente.

Diciembre, que es el mes donde los cristianos celebran el nacimiento de Jesús, el judío que también lleva sangre palestina (pues todos esos pueblos vienen de un mismo tronco), se ha convertido en el mes de los desmanes. Es el momento del año donde más trago y lujuria hay, actitud muy contradictoria en un mes que debería ser de recogimiento y reflexión.

Pero lo más triste es que este mes no coincide con el verdadero aniversario de Jesús porque es poco probable que naciera en diciembre ya que en Israel hace mucho frío en esta época y muchas veces nieva, lo que indicaría un clima imposible para un parto en un establo. Todo fue invención de Constantino de Roma en el Siglo IV.

Además ambientalmente es un mes de consumo desmedido donde el comercio hace su fiesta y nos venden un poco de mercancía china con todos sus empaques contaminantes que van a parar a las montañas de basuras que cada día asfixian más al Planeta. No es justo que el ‘Niño Dios’ le traiga regalos muy costosos a los niños ‘ricos’ y a los pobres las migajas. ¿No debería ser al contrario?

¿Por qué estamos tan desorientados como especie? Es una pregunta que constantemente me hago. Por qué cuando tenemos un planeta tan espectacular, con tantas especies como compañeros de viaje, insistimos en la guerra y en agredirnos no solo entre nosotros sino contra la flora y la fauna. Hay muchas explicaciones religiosas y esotéricas al respecto, pero todavía no logro entender.

Sin embargo conservo mi optimismo. Hago un llamado para que seamos cada día más conscientes y respetuosos con nuestro entorno. Podemos disfrutar de la vida reduciendo nuestros consumos y abusos, no comprando cosas que no necesitamos y tampoco regalar solo por regalar. Si lo vamos a hacer que sean compras responsables, cosas que sean realmente necesarias para el que recibe.

A mis amigos judíos, a mis amigos cristianos y a mis amigos palestinos y musulmanes un abrazo fraterno y en paz para este fin de año.