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Bella dama

Bella dama vestida de negro, sé que siempre estás cerca. Pudiste haber llegado en forma de serpiente, o de mil otras maneras, con una fruta lograste mostrarnos el otro lado, supuestamente el oscuro.

1 de abril de 2019 Por: Miky Calero

Bella dama vestida de negro, sé que siempre estás cerca. Pudiste haber llegado en forma de serpiente, o de mil otras maneras, con una fruta lograste mostrarnos el otro lado, supuestamente el oscuro. Espero algún día encontrar tus ojos y poder decir: no te tengo miedo.

En ocasiones te siento respirar, alcanzo a oír el sonido de tu pelo volando en el viento.

Cuando salgo de mi casa sé que podría encontrarte en cualquier esquina y al dormir en la noche es cuando más te siento, feliz sería que llegaras de visita durante mi sueño.

Tu hermana, la vida, también parte tuya, inseparables, es solo la continuidad de un bello círculo que nuestra escasa neurona no alcanza a entender.

Triste que tantas personas te han llamado a destiempo y que con tu guadaña haya segado la respiración de tantos inocentes. Triste que por el corazón de muchos también has llenado de sangre los mares y las selvas. Las guerras absurdas a caballo o en tanques solo son el reflejo de nuestra gran idiotez. Difícil de entender, repito, en mi escasa neurona que en contra de tu voluntad tengas que obedecer la de los hombres y solo la de unos pocos porque te digo, respetada señora, somos más los que nos gusta el círculo completo.

Respiran del mismo aire, la locura y la sensatez, el amor y el odio, somos todos un solo polvo y venimos de uno solo. Se engendra la vida y siempre viene de tu mano, inseparables ustedes, bellas de negro y de blanco, del yin del yan, de los extremos, de la distancia y la cercanía.

¿Cómo se siente, señora, cuando tienes que visitar los niños de la Guajira o del África? No debe ser fácil llevártelos porque el hambre fue más fuerte.

Supongo, compañera, que te identificas conmigo, por lo cual te invito a ser mi amiga y de esa manera poder decirte nuevamente: no te temo, más bien te amo, trátame dulcemente cuando consideres llevarme.
Recuerdo cuando en una visita tuya, acompañada de tu amiga malaria, me perdonaste la vida, ¡gracias! Desde allí cambié su nombre por ‘buenaria’, ya que todavía habita en mí y esporádicamente me recuerda su presencia en forma de una calurosa fiebre.

Oye, querida, has presenciado la estupidez humana durante siglos, será que algún día tu presencia violenta será solo vista en los cuadros y leída por nuestros hijos en los libros de historia? Será que dejaremos de invocarte sin justificación y solo vendrá cuando estemos preparados? Seguiré soñando y llamándote de una buena manera, que mis ‘pecados’ solo sean un recuerdo en mi mente y no en ninguna otra.

Bueno, bella dama, se me acabó el papel, aquí estaré esperándote en tu momento, sin miedo, espero. Saludos a todos los que te llevaste primero.
P.D.: Columna reciclada de hace un par de años.