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Y así es como nace un mártir

El lunes hacia el final de la mañana se difundió la noticia...

11 de diciembre de 2013 Por: Melba Escobar

El lunes hacia el final de la mañana se difundió la noticia de forma viral: Petro acababa de ser destituido. Enseguida las redes sociales se inundaron de mensajes a favor y en contra, muchos en contra del Procurador, otros del Alcalde de Bogotá, y pocos en contra de ambos o a favor de los dos. No es de extrañarse. En Colombia, donde la opinión se maneja a veces con la misma ecuanimidad de las barras bravas frente a un clásico, se suele honrar el dicho que reza: “Si no estás conmigo, estás contra mí”. En esa escuela se matriculan, los dos personajes, pues ambos se creen poseedores de la verdad. Muy posiblemente si Petro hubiera sido Procurador, habría destituido al alcalde Ordóñez, ya fuera por ‘asesino’, ‘oligarca’, ‘criminal’ o ‘fascista’, algunas de las expresiones que utilizó desde el Palacio Liévano para referirse al jefe del Ministerio Público y a esa clase política que tanto insiste en que lo persigue, tanto porque es un demagogo y lo utiliza para victimizarse, como porque es la verdad: la derecha lo persigue a él, tanto como él persigue a la derecha. Pero más allá de la paradoja del parecido entre dos hombres que se toman tan en serio sus creencias como para imponerlas a los demás, lo que me sorprende de esta historia es la facilidad con que tomamos posiciones extremas. Cinco minutos después del anuncio del Procurador, Petro ya era un mártir. El hombre despeinado que gritaba arengas en la plaza pública, parecía haber recuperado la estatura que en los dos últimos años no ha hecho otra cosa que perder. El alcalde déspota, el incompetente, el arrogante, el que acusa, el que señala, el que despilfarra, el que silencia, el que destruye, el guerrerista, el que siempre ve la paja en el ojo ajeno, el que malgasta, el perezoso, el inepto, el demagogo, el improvisador, ahora es una víctima, una persona que requiere de apoyo, reparación y justicia, en un país ‘oligarca’, ‘asesino’ y ‘fascista’. Si un medio lo critica: la prensa se ha “vendido a las mafias de la contratación”. Su ‘Bogotá humana’ y sus vallas cursis en los paraderos de bus, parecen una ironía en una ciudad hostil y mal administrada. ¿Quién votó por Petro? ¿Por qué elegir ese discurso revanchista por un lado, y medio idiota por otro, donde los ciudadanos somos tratados como menores de edad, a quienes se les compra con lo que él llama “la política del amor”?, que básicamente consiste en las promesas de un señor medio chiflado que llega al poder para proponer regalar el agua sin saber lo que eso cuesta, insistir en que hay que hacer crecer la ciudad hacia arriba y no hacia la periferia sin haber hecho estudios urbanísticos, repartirle marihuana a los bazuqueros para que “dejen las drogas”, y acabar un modelo de basuras que funciona para inventarse el suyo de la noche a la mañana, entre otras ideas tan “innovadoras” como ingenuas, disparatadas e irresponsables, expuestas por un alcalde que tiene un discurso segregador, pues para él están “el pueblo” y “los oligarcas”, no los ciudadanos. Nada más cómodo para Petro que acabar convertido en un mártir. Sin duda la decisión del procurador Ordóñez es abusiva y arbitraria, pero eso es una cosa y otra muy distinta es acabar defendiendo (y compadeciendo) a quien tanto daño le ha hecho a Bogotá. @melbaes