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Mucho circo y poco pan

No se habla de otra cosa. El próximo jueves, a las 4:30 p.m., en San Cristóbal, Colombia y Venezuela van a jugar un partido de fútbol. Se preguntan si va a jugar James, dan nombres de los jugadores con un puesto asegurado en el partido, comentan sobre los volantes de marca, los posibles suplentes, la calidad de los delanteros. Y así.

30 de agosto de 2017 Por: Melba Escobar

No se habla de otra cosa. El próximo jueves, a las 4:30 p.m., en San Cristóbal, Colombia y Venezuela van a jugar un partido de fútbol. Se preguntan si va a jugar James, dan nombres de los jugadores con un puesto asegurado en el partido, comentan sobre los volantes de marca, los posibles suplentes, la calidad de los delanteros. Y así.

Si no están hablando de eso, están hablando de la visita del Papa. Ese es el otro único tema. Y el ‘Papamóvil’ que usará el Sumo Pontífice en su visita a Colombia, que en realidad son tres vehículos blancos con una cúpula acristalada donde tendrá un asiento con rotación de 360 grados. Promueven el ‘kit de la visita del Papa’ que ofrecen los almacenes Éxito. Explican que Chevrolet está a cargo de los automotores. De qué viene a hablar, por qué viene, eso no es tema, están hablando de las boletas para verlo, y las universidades que ese día van a estar cerradas, y el mapa del recorrido.

Logística mediante, hay tantas cosas que querría preguntarle al Papa. Por ejemplo: cuando dijo que se debería pedir perdón a los homosexuales por haber sido históricamente discriminados por la iglesia, ¿se concretó su solicitud, o quién debía tramitarla siendo él el Sumo Pontífice? Y esto de “facilitar el perdón a las mujeres que abortan”, ¿qué significa exactamente? Pero ese no es tema, como tampoco la pedofilia, ni la homosexualidad al interior de la Iglesia, ni el dinero con que se financia esta visita. El tema es que su venida tendrá la cobertura más grande que haya hecho el país jamás en su historia: 17 unidades móviles, 36 cámaras portátiles, 3 helicópteros y 140 cámaras.

No nos digamos mentiras. Aquí el único tema es el espectáculo. No las contradicciones de la Iglesia ni las ambigüedades de un Papa que, como político, parece querer quedar bien con todo el mundo. Pero en tanto que show, podrían ser más honestos. Al menos en los reinados de belleza está claro que el tema es el traje de luces, el cuerpo de la señorita en bikini o lo más o menos tontas que resultan sus respuestas al jurado.

Aquí, en cambio, me impresiona como seguimos pensando que esto va sobre la fe, el amor, el perdón, la paz, el más allá y la vida eterna. ¿Hay acaso miseria o injusticia que haya resarcido la visita de un Papa alguna vez, aquí o en cualquier parte? ¿Pero qué es exactamente lo que piensa el Papa? ¿Es realmente tan progresista? ¿Ha hecho posible un cambio frente a la postura de la Iglesia en cuanto al matrimonio igualitario, el aborto, la familia, los gais?

Supongo que soy lenta, y me demoré en entender que no se trata del discurso, ni de las acciones, ni de la compasión, la espiritualidad, el más allá y la vida eterna. Se trata del show. Meramente. Del señor de blanco que se transporta en un vehículo producido por la Chevrolet. De la fe, que ahora como casi todo en la vida es un negocio. Uno que vende mejor en países incautos donde la gente es ingenua y todavía va a misa, y todavía ve Miss Universo, y todavía se olvida de que en Venezuela una dictadura está matando gente porque ese no es el tema, el otro único tema es que el jueves jugamos un partido con el país vecino. Las palizas, descargas eléctricas, torturas, violaciones, detenciones arbitrarios del país hermano donde la vida no vale nada, ese no es el tema. De los alrededor de cien muertos que van en las manifestaciones no se habla. El punto es: va a jugar James el jueves, ¿sí o no? Lo demás qué importa.

Sigue en Twitter @melbaes