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La grandeza discreta

La ministra más joven en la historia del país (en la cartera de Cultura, a los 28 años). La primera latinoamericana en la junta directiva de la Fundación Ford. Seleccionada por el Consejo de las Américas como una de las líderes más influyentes de la región.

14 de marzo de 2017 Por: Melba Escobar

La ministra más joven en la historia del país (en la cartera de Cultura, a los 28 años). La primera latinoamericana en la junta directiva de la Fundación Ford. Seleccionada por el Consejo de las Américas como una de las líderes más influyentes de la región. Destacada por la BBC de Londres como una de las 100 líderes más relevantes del planeta. Como dije en la revista Bocas de hace tres años: “Paula Marcela Moreno ha conseguido todos sus logros a pulso, en un país donde las negritudes suelen ocupar los peores índices de desarrollo, no los cargos de poder. Por eso tampoco sobra decir que su abuela vendía líchigo en la plaza de mercado de Santander de Quilichao. Una notable historia de superación”.

Como si fuera poco, la Organización de las Naciones Unidas acaba de elegirla entre los 100 líderes afrodescendientes menores de 40 años más destacados del planeta. Paula aún no llega al cuarto piso. Hija de madre soltera, nació en Santander de Quilichao pero creció en Bogotá. Se acostumbró a ser la única negra en el colegio, en el barrio, en las fiestas infantiles. Su mamá le contaba que cuando llegó a la capital la gente se rascaba la rodilla al ver un negro, pues pensaban que traían buena suerte. Más de una vez le preguntaron si desteñían al bañarse.

Por su parte, Paula, la niña que fue grande desde chiquita, desde que estudiaba en el colegio Silverio Espinosa de la zona industrial y vivía en una casa del barrio Nueva Marsella con su mamá, madre soltera, su tía y sus primos, estaba vinculada a procesos religiosos y sociales. El lugar de haber pasado los domingos en Anapoima o en el Country Club, en el parque de Sopó o pegada a la televisión, recuerda haber pasado varios festivos en la antigua Calle del Cartucho, a donde acompañaba a su mamá a hacer trabajo social.

Paula no tiene padrinos políticos, no pertenece a la clase dirigente, no le debe favores a nadie. A punta de esfuerzo y trabajo terminó su carrera como ingeniera industrial, becada hizo la maestría en Cambridge, así como becada estudió italiano en la universidad de Perugia. En su momento fue criticada por haber sido nombrada Ministra de Cultura bajo el gobierno de Uribe, pues se consideraba que no tenía las credenciales para el cargo. Los informes de su gestión son prueba más que suficiente no solo de que sí las tenía, también de que pocos ministros han alcanzado tantos logros durante su cartera. En 2010, Moreno fundó Manos Visibles junto a su prima Patricia Álvarez (QEPD). La organización se ha dedicado a fortalecer las capacidades de los líderes que inciden en procesos de transformación social en el Pacífico colombiano. Quiénes eran antes estos líderes, quienes son ahora y quienes serán dentro de poco, son historias de vida que conmueven y llenan de optimismo en un país donde la movilidad social es para millones casi un imposible.

Generar un liderazgo a través del conocimiento del territorio, un conocimiento que permite trazar derroteros propios, encontrar la solución a problemáticas de forma creativa, incluyente y acorde con las necesidades y fortalezas de la población, es un aporte invaluable de Manos Visibles a una de las regiones más pobres del país. Construir un nuevo liderazgo, mejorar la oferta de la educación superior y generar oportunidades para los más jóvenes, es un trabajo que apenas comienza a verse. En unos pocos años, Paula Moreno, sin hacer ruido, y con Manos Visibles como plataforma, le habrá cambiado la cara a la región y al país.

Sigue en Twitter @melbaes