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Analfabetas digitales

Según las clasificaciones que hacen ahora antropólogos y estudiosos de la cultura...

1 de mayo de 2013 Por: Melba Escobar

Según las clasificaciones que hacen ahora antropólogos y estudiosos de la cultura contemporánea, se llama ‘nativos digitales’ a todos aquellos nacidos después de 1990, por su cercanía con la pantalla táctil, la internet y las redes sociales. Los demás podemos ser residentes, turistas o marginales, según nuestras posibilidades, deseos e intereses. Pero la fecha del nacimiento no garantiza el manejar bien estos temas. Al menos no en un país como Colombia, donde según las pruebas Pisa, encargadas de medir las capacidades y conocimientos de estudiantes de 65 países del mundo, el 68 % de los jóvenes de 15 años en nuestro país, tienen un desempeño insuficiente en lectura digital. También es cierto que en lectura de medios impresos nos destacamos por malos, pero en el papel la insuficiencia es del 48 %. La prueba mide la capacidad de entender, utilizar herramientas, reflexionar y seleccionar textos diversos y contenidos de diferentes formatos para lograr objetivos que luego puedan ser de alguna utilidad en la vida diaria. Los resultados muestran que la gran mayoría de los estudiantes colombianos no sabe buscar información, mucho menos reconocer la relevancia de un texto sobre otro, o juzgar la credibilidad de una fuente. Para dar un caso hipotético, si se les pide buscar datos sobre una enfermedad cualquiera, quienes dan con la página de una secta pueden inclinarse por sus habladurías, sobre lo que puede decir la página de una revista científica. Quienes están por debajo del nivel necesario, “tienen un desempeño insuficiente para acceder a estudios superiores y para las actividades que exige la vida en la sociedad del conocimiento”. ¿Quiere decir esto que solo una tercera parte de los colombianos de 15 años de edad tiene tales competencias? Si bien suena como una afirmación temeraria, hay que decir que la bajísima calidad educativa, ligada a la falta de conectividad, está generando un vacío en los más jóvenes, que son en su mayoría, analfabetas digitales. El problema es que quien responde a este calificativo en el mundo de hoy, puede estar tan perdido como quien vive en un país sin hablar el idioma. ¿Qué hacer entonces? Es necesario que la escuela incorpore procesos de consulta y lectura en medios digitales a sus prácticas y que abra espacios para ejercitar el discernimiento entre lo que es válido y confiable y lo que es falso, erróneo e impreciso, así como que los estudiantes aprendan a buscar y ordenar información numerosa y diversa. En Colombia, un país reconocido por sus desigualdades, la brecha digital es otro espacio desde donde solo unos pocos monopolizamos las oportunidades. No es de sorprenderse que los mejores desempeños estén nuevamente en los colegios privados, de los principales centros urbanos. La prueba Pisa pudo constatar que los estudiantes con mejor desempeño son aquellos que tienen un computador con internet en su casa. En cambio, tenerlo en la escuela no parece hacer una gran diferencia. A lo mejor el gobierno Santos podría incluir un computador con conexión en las cien mil casas que está regalando por estos días. No en vano lo oímos decir, luego de pasar la noche en una de estas viviendas de interés social, que “a todos nos gusta que salga con fuerza la presión del agua en las mañanas”. Pues bien, señor Presidente, ese chorro también debería comprender lo digital. Y más allá de la demagogia, esta medida podría tener un impacto real sobre cientos de miles de jóvenes.