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Wikigate, nada nuevo

Muchos de los secretos que ha revelado Wikileaks acerca de la actividad...

2 de diciembre de 2010 Por: Medardo Arias Satizábal

Muchos de los secretos que ha revelado Wikileaks acerca de la actividad diplomática y de espionaje, son mucho más graves de las que llevaron a la renuncia de Richard Nixon un 9 de agosto de 1974.Pero este ‘Wikigate’ parece no conmover a nadie, acostumbrado como está el mundo al juego sucio, a unas reglas de las que hace mucho desapareció la honestidad, el respeto, el decoro y el pudor, valores que son vistos hoy como antiguallas cuando se trata de vigilar de cerca a potenciales enemigos de un gobierno.El ex vicepresidente colombiano Francisco Santos, acaba de hacer una declaración muy seria: dice que puede jurar sobre la Biblia que el presidente Uribe jamás ordenó intervenir teléfonos. La pregunta entonces es clara: quién lo ordenó y por qué motivos, pues es real que esto se dio en Colombia. Una oreja grande estuvo atenta a conversaciones privadas de políticos y periodistas.Pero, ante lo que acaba de revelar ‘Wikileaks’, el caso colombiano parece venial.En el mundo globalizado de Internet, pareciera que han sido derribadas todas las barreras, con respecto a la privacidad y los ‘secretos’ de Estado.Le corresponde ahora a Estados Unidos abrir una investigación criminal -como lo expresó el vocero de la Casa Blanca- pues es claro que Internet debe tener un límite. Nunca antes Estados Unidos se había enfrentado a la divulgación, pública, de documentos de guerra y muy delicadas manifestaciones gubernamentales con respecto a otras naciones. El responsable de estos actos de ‘terrorismo informático’ es Julián Assange, un físico australiano fundador del portal, quien se siente así mismo como un Llanero Solitario de la ética universal; más, lo que hace, linda ya con el delito, según manifiesta el Departamento de Estado de EE.UU.Son 250 mil documentos, hoy abiertos, para los que se necesitarían varios años, en tiempo, para leerlos en su integridad. Lo claro es que Estados Unidos no ha sido desestabilizada, Hillary Clinton no renunciará, y el hecho se quedará como otro chaparrón informático.En un mundo donde la corrupción es noticia diaria, las naciones parecen necesitar un portal como este, así como parece imprescindible el actuar de un juez como Baltazar Garzón quien, amigo de la utopía, se ha propuesto levantar en derechos, y en dignidad, a la España republicana, después de 74 años.La corrupción tiene también su ‘Statu Quo’, y son muchos en el mundo los que consideran que es mejor dejar las cosas como están; es lo que piensan las naciones que más contaminan, pero que echan un discurso insulso, cada año, contra el calentamiento global. La misma opinión tienen los banqueros, quienes, ciegos, no se han enterado que es mucho más barato, a largo plazo, salvar a las naciones pobres, que continuar engordando el zurrón de los ricos.El fundador de Wikileaks es visto también, por millones, como un ‘loquito’, y la millonaria información que acaba de presentar, no sólo es imposible de leer de en su totalidad, sino que, por abundante y diversa, se quedará en la metáfora del bosque que no deja ver los árboles.No me alegra; soy también ciudadano estadounidense, y creo, tal vez con la inocencia de los ilusos, que el mundo debe volver al juego limpio. Respetar el fuero y la independencia de otras naciones, sin intervenir de manera subrepticia en sus decisiones. Wikileaks no llama a sorpresa. Confirma lo que el mundo ya sabe o intuye desde hace muchos años; que en el ajedrez de la política mundial, las potencias no arriesgan una sola movida.

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