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Tetas, droga y matanzas

La película de la heroína, con barcos oxidados fondeados en un muelle...

31 de mayo de 2012 Por: Medardo Arias Satizábal

La película de la heroína, con barcos oxidados fondeados en un muelle de Tailandia y traficantes que se baten en cubierta con el arte de Choi Hong Hi, ha empezado a cambiar. Sustancialmente; los grandes galpones que semejan caneyes, aquellas bodegas sombrías para secar tabaco, repletos con sacos de amapola, tienen ahora un fondo musical de vallenato, según el punto de vista de Hollywood, y tiroteos entre cañadas, con colombianos que hablan con acento mexicano, y policías de bigotito afeitado. Pero esta, la versión cinematográfica, coincide en los Estados Unidos con serios análisis macroeconómicos. Según expertos la heroína le dijo adiós al Asia y tiene ahora su reino en Colombia.Los economistas así lo admiten, y reconocen que esta droga ha reemplazado a la cocaína, en el modelo de estructuración de vastos imperios económicos subterráneos. “La heroína está emergiendo como el producto ideal en la industria del mercado global de narcóticos, después del 11 de septiembre, con un mercado más agresivo, bajo perfil de quienes lo manejan, elásticas jerarquías, subcontratación y dinero asegurado en el sistema bancario”, afirmó el investigador Matthew Brezinski en detallado análisis en el New York Times.Lo cierto es que las más recientes ‘vendettas’ en las calles de Nueva York, ya no tienen que ver con traficantes de cocaína, sino con jóvenes menores de 20 años, en su mayoría inmigrantes, que invariablemente lucen un atavío que la policía reconoce ya como un estereotipo: jean holgado, estilo baggy, tenis costosos y gorra de beisbolista. Se ponen en evidencia porque en esta estación, en el verano, aman conducir coches europeos, convertibles, de más de US$50.000. Pero ellos, los distribuidores callejeros, no están al final de la cadena que empieza en China, Colombia, Turquía, Nigeria o Afganistán. El negocio se extiende a los dealers (vendedores) en clubes, discotecas o extensas áreas suburbanas. La razón principal por la que se cambió la ruta mayoritaria de la heroína en el mundo, tuvo que ver, como en todo comercio organizado, con los costos. Para los grandes compradores en los Estados Unidos, es mucho más rentable traerla desde Colombia donde su comercio se ha descentralizado, y a diferencia de las viejas jerarquías coqueras con un capo y un cartel, emana de una organización de ‘microempresas’, células que actúan con eficacia y escapan al control policial y bancario.De acuerdo a un estudio de las Naciones Unidas, el tráfico de heroína está generando US$400 billones anuales. A esta cifra se unen las aún no cuantificadas ganancias que han puesto en el mercado las drogas sintéticas como la metanfetamina y el ‘éxtasis’. Las perspectivas de la heroína y aquellos narcóticos de uso común hoy entre la juventud norteamericana, permiten que la coca y la marihuana sean mencionadas en algunos estratos como “paraísos pasados de moda”.No obstante, en Colombia, dentro de la denominada ‘Guerra del Rating’, se le rinde culto hoy a Pablo Escobar, una especie de ‘héroe nacional’ en la memoria popular, y los libretistas se esmeran por presentar su infancia -candor e inocencia- para señalar que el chico era ‘buen negociante’ desde temprana edad…El Gobierno colombiano, a través de las leyes que protegen la educación, debe intervenir con firmeza los canales privados de televisión, para evitar que a través de estos medios se aliene con historias que nada aportan a la familia colombiana. La Nación está cansada de estos paraísos de tetas, mafias, droga y matanzas. Ya suficiente con la ración diaria de violencia que llega a los hogares a través de los noticieros.

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