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El tesoro es nuestro

Los gobiernos de Colombia, Chile, Perú y Bolivia, tienen hoy la obligación...

1 de marzo de 2012 Por: Medardo Arias Satizábal

Los gobiernos de Colombia, Chile, Perú y Bolivia, tienen hoy la obligación moral de reclamar ante España el tesoro de ‘Las Mercedes’, el galeón hundido en 1804 por el cañonazo de un barco inglés frente a Portugal, y del cual ‘Odissey’ extrajo 595 mil monedas de oro y plata.España demandó a la empresa cazatesoros, y el cargamento de oro y plata acaba de llegar a Madrid, donde expertos inician la clasificación numismática, de acuerdo a los sellos de cada moneda y su estado de conservación.Buena parte de este tesoro fue acuñado en Popayán, procedente del recóndito Pacífico, de las minas de Iscuandé, Timbiquí y Barbacoas. La mayoría de las monedas tienen la inscripción ‘Carolus III’ y ‘Carolus IV’.No se entiende entonces por qué, mientras el Gobierno español acaba de anunciar que enviará “algunas monedas” -¡generosa dádiva!- a museos latinoamericanos y estadounidenses, los gobiernos de los pueblos nativos saqueados por España, con el beneplácito de los poderes criollos de entonces, guardan silencio. Excepto Perú que ya envió una nota justiciera, donde reclama “las 17 toneladas de oro y plata”. Con el producto del tesoro, España puede perfectamente pagar su millonaria deuda en la comunidad europea; puede darle techo y alimento a millones de ‘parados’ que no sólo perdieron sus empleos sino también sus casas, y dejar de ser miembro incómodo, como Grecia e Irlanda, en la familia europea.Colombia, Chile, Perú y Bolivia, pueden también, con la recuperación del tesoro, aliviar su deuda externa, equilibrar la balanza de pagos y sumarse al concierto del progreso.La oposición española estará vigilante, dicen los diarios. Se libra ahí una batalla entre una nueva pobrecía de la otro día cómoda clase media, y la permanencia de la monarquía, gravemente amenazada por la plebeyez del yerno del Rey, Iñaki Urdangarín.Los investigadores aseguran que se apropió de cerca de seis millones de euros de fondos públicos. El juicio a Urdangarin ha puesto a tambalear, por primera vez, las bases del Palacio de la Zarzuela, donde los monarcas y su familia eran hasta hace poco intocables. Es el padre de cuatro nietos del Rey, que residen en Washington con la infanta Cristina. Los cuatro vástagos tienen derecho de sucesión al trono. ¿Cómo logrará sacar los zapatos del lodo? Aún no se sabe, pero por lo pronto la familia real le tiene reservada la puerta de atrás. Las cámaras, otro día prestas para fotografiarlo en la cubierta del ‘Bribón’, el velero real, o en las fiestas de gran tronío a la que asisten los Borbones, ahora lo persiguen para ahondar en las arrugas de su frente, a la salida de los estrados, o para congelarlo en la pose incómoda del labio desdeñoso y la mirada perdida. El ocaso del Duque de Palma. En cuanto al tesoro, hay pocas cosas claras en su repartija; se cierne ahora la duda sobre ‘Odissey’, por haberlo devuelto en medio de “absoluta mansedumbre”. Se cree que estas toneladas de oro y plata, son apenas una bicoca de lo que realmente extrajo la compañía, no sometida a ninguna vigilancia al momento de sacar del mar esta fortuna. Expertos consideran que quiso evitar un prolongado litigio, y accedió a las pretensiones españolas, las mismas que también reclaman el pago de los honorarios jurídicos que implicó la demanda. El ministro de Cultura de España, José Ignacio Wert, se ha adelantado a decir que el “triunfo” de esta reclamación, “marcará un antes y un después en el derecho de propiedad de tesoros subacuáticos…”. Mientras tanto, los propietarios reales, los expoliados del mundo, nos quedamos sin la dignidad y sin el potosí.

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