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El corrido del ‘Chapo’

“Los mexicanos nacemos donde nos da la chingada gana…”, dijo alguna vez...

16 de julio de 2015 Por: Medardo Arias Satizábal

“Los mexicanos nacemos donde nos da la chingada gana…”, dijo alguna vez Chavela Vargas cuando le recordaron que era costarricense, y con ese mismo desparpajo, -quien lo creyera- son muchos ahí, en la región más transparente, los que celebran la fuga del ‘Chapo’ Guzmán.Increíble resulta por las implicaciones que tiene el personaje de marras ante la ley, sólo que el pueblo muchas veces ve con simpatía a quienes se burlan de ella. Un fenómeno similar se vive en Colombia con la memoria de Pablo Escobar, cuyo nombre no puede ser denostado en algunas comunas de Medellín. Ahí, lejos de ser un bandido, Escobar es venerado como un benefactor, alguien que sacó dinero de sus arcas para comprarle vivienda a quienes vivían en medio de las basuras.La historia está llena de Robin Hoods, tipos que van por los campos sacrificando vacas para darle de comer a la grey. En Puerto Rico se recuerda a Filiberto Ojeda Ríos, quien fue ultimado por el FBI en la población de Hormiguero. Hizo parte del movimiento de Los Macheteros, y de los John Lords, jóvenes pandilleros con algunas ideas marxistas, que asaltaron un furgón de la Wells Fargo en Hartford, Connecticut, para luego ir a los barrios hispanos a repartir dólares y regalos para los niños.Lo de Escobar en Antioquia tiene en ocasiones visos de idolatría. Ha sido pintado en grandes murales, en las barriadas, y ahora, en la parte trasera de buses y camiones, comparte calcomanías con el ‘Ché’ Guevara. El poeta Octavio Paz aseguraba en sus ensayos que buena parte de la vida del mexicano transcurre en ese ejercicio diario de mantener un temperamento “cerrado”. Consideraba que para ello, lo peor, era “abrirse” o “rajarse” como se conoce en jerga de propios. La condición del “rajado” es la del cobarde, la de aquel que llora, se lamenta, o no es capaz de guardar su talante. Un rajado es también un ‘chingado’. Fue muy controvertida su afirmación acerca de que todos los mexicanos eran “hijos de la chingada”.Para un mexicano es mejor ser un ‘chingón’ como ‘El Chapo’, que aparecer como un ‘chingado’. Ahora, claro, surgirán los corridos para recordar esta fuga. El corrido está unido a la historia mexicana, y tuvo gran auge durante la Revolución de 1910. Celebraba gestas no siempre libertarias; cantaba también las aventuras de románticas de Juan Charrasqueado, Gabino Barrera, Maclovio Herrera, o Lucio Vásquez. Indefectiblemente, la vida de estos personajes terminaba a balazos, los mismos que hoy resuenan al fondo de las nuevas canciones de gesta; ‘La cruz de marihuana’ y otras.A Gabino, Víctor Cordero le cantó así: “Gabino Barrera no entendía razones/andando en la borrachera/cargaba pistola con seis cargadores/le daba gusto a cualquiera. Sus pies campesinos usaban huaraches/pero le gustaba pagar los mariachis/la plata no le importaba. Con una botella de caña en la mano, gritaba ¡Viva Zapata!/ Recuerdo la noche que lo asesinaron/venía de ver a su amada/dieciocho descargas de Mauser sonaron/sin darle tiempo de nada. Gabino Barrera murió como mueren/los hombres que son bragados/por una morena perdió como pierden/los gallos en los tapados...”. Los corridos de hoy, a diferencia de los del Flaco Jiménez, que celebran la vida parrandera y enamorada -‘Borracho number one’, uno de sus éxitos- son explícitos. Hablan de kilos de coca y avionetas a punto de despegar, con ruido de hélices entre los versos profanos.Para el gobierno de México esta fuga es una vergüenza; es notorio que la ‘licitación’ para hacer el túnel que va de la ducha en la celda del ‘Chapo’ hasta kilómetro y medio más allá, empezó el 14 de febrero de 2014 cuando el personaje ingresó al penal. Para los chingados del destino, es una fiesta.

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