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El ‘coco’ electoral

A la campaña de desprestigio de las fuerzas armadas, con fines electorales,...

20 de febrero de 2014 Por: Medardo Arias Satizábal

A la campaña de desprestigio de las fuerzas armadas, con fines electorales, se acaba de unir el presidente venezolano Nicolás Maduro, con temerarias acusaciones al exmandatario Álvaro Uribe, a quien califica de “fascista, enemigo de Venezuela”.Los gritos de Maduro, ante sus seguidores, son directamente proporcionales a los votos que acaba de sumarle al Centro Democrático, por defender ante Venezuela, Colombia y el mundo, lo que precisamente no queremos ser: otra nación satélite del Castrochavismo.Ningún otro país del cono sur pasó en tan poco tiempo de la prosperidad a la miseria, como Venezuela. Más de 12 mil millones de dólares es el monto del dinero dado en donación a Cuba, en los últimos cinco años, por el régimen chavista.Miles de venezolanos están hastiados de esa política que convirtió a Caracas en una sucursal de La Habana; desde la oposición, la denuncia clama por el retorno a un país democrático y soberano, donde la salud no tenga que depender de médicos cubanos ni de militares adiestrados en Guanabacoa.La presencia cubana en Venezuela está desde hace mucho rato en las fuerzas militares, donde Chávez nombró “asesores”, encargados de replicar ahí la misma estructura de vigilancia interbarrial, casa por casa, que castiga con cárcel y tortura a los enemigos del régimen.Los “asesores” son todo oídos en las redes urbanas, y cumplen a pie juntillas sus propósitos, máxime cuando se vive ahí, desde tiempos de Chávez, la ilusión paranoica de ser invadidos por los Estados Unidos.En 1979 Venezuela fue reconocida en el mundo por ser la nación con mayor consumo de whisky, per cápita. Su preocupación nunca estuvo focalizada en la falta de alimentos básicos. Como nosotros, preocupada estaba por acceder a tecnologías, mejor educación y depuración del sistema de salud. Hoy, el gobierno de Maduro está a punto de establecer ahí algo que en la misma Cuba ya es símbolo de desprestigio y fracaso de las políticas igualitarias: la libreta de alimentos. Nunca Venezuela había vivido un desabastecimiento y una inflación igual a la de hoy. Se ven en los noticieros a las amas de casas que hacen filas por horas para obtener una libra de harina, un poco de carne, algo de arroz.La explosión que acaba de vivir la nación de Bolívar y Miranda es una respuesta al fracaso del Castrochavismo y su revolución. Cuando afirmo que Maduro acaba de meterse en firme en la campaña colombiana, es porque ninguna actitud genera mayor temor en los colombianos de hoy, que la de parecerse, en breve, a Venezuela. Una eventual firma de “paz” con las Farc y la cesión paulatina del país a las políticas dictadas desde Caracas y La Habana, son razón suficiente para rechazar la reelección de Juan Manuel Santos.Cuba tuvo ya más de 50 años para demostrar que el socialismo, a su manera, era un camino exitoso. La verdad es que en ese tiempo, más de la mitad de un siglo, no pudo despegar –y no precisamente por el “bloqueo”- hacia estados de prosperidad y mejores condiciones de vida. A cambio, los Castro presentan hoy la penosa imagen de un país destartalado, con la mano extendida, presta a recibir lo que naciones como Venezuela le niegan a su propio pueblo. Vergüenza mayor para la cuna de Maceo y de Martí.El Castrochavismo es, pues, el ‘coco’ que define hoy los comicios colombianos. Estar cerca o lejos de él, marcará el guarismo de la derrota o de la victoria.

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