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Álvaro H. Caicedo

Con el fallecimiento de Álvaro H. Caicedo se cierra para la historia del Valle del Cauca un hito representado por políticos y editores con una forma de pensar definida, al servicio de la comunidad y la República en general.

2 de septiembre de 2020 Por: Medardo Arias Satizábal

Con el fallecimiento de Álvaro H. Caicedo se cierra para la historia del Valle del Cauca un hito representado por políticos y editores con una forma de pensar definida, al servicio de la comunidad y la República en general.

Desde el diario Occidente, tribuna que fundó el 19 de noviembre de 1961, protagonizó un movimiento permanente de ideas, desde el pensamiento conservador que le inspiraran el caudillo Laureano Gómez y su hijo Álvaro.

En ese aporte constante de pensamiento no dio tregua delante de la corrupción y la moral laxa que lentamente se tomó el país a lomo del narcotráfico.

Fui su jefe de redacción en Occidente, en el tiempo que el encargado de esta responsabilidad fue nombrado alcalde de Caicedonia.
Posteriormente, y durante la convalecencia del subdirector Raúl Echavarría Barrientos, me llamó a ocupar esta posición. Cerrar primera página diariamente junto a Álvaro H. Caicedo fue una experiencia que conservaré toda la vida. Atento a los títulos, a la redacción de una noticia, podía lucubrar varios minutos en torno a una palabra, su significado e intencionalidad. Amaba el lenguaje desprovisto de adornos innecesarios y periodísticamente prefería mantenerse al margen de lo crematístico. Estar a su lado era recibir una clase diaria de ética, discreción y buen decir.

Siendo representante del ala más ortodoxa del Partido Conservador, no dudó en acoger en Occidente al periodista cubano José Pardo Llada, quien venía en disidencia del castrismo, después de un breve paso por España.

Pardo, nacido en Sagua La Grande, le imprimió al periódico un aire que sacudió en la ciudad los aires de aldea soñolienta, y lo instaló en un plató de reflectores donde brillaron las reinas de belleza, los ágapes locales, las modelos, los personajes del momento, la música cubana, en alianza con el fotógrafo Remolino y el caricaturista Orlandobé, entre otros.

Álvaro H. respaldó ese estilo de periodismo desenfadado y alegre que se trasladó luego a la radio. Pardo, contrario a la idea que muchos tenían con respecto a su periodismo, juzgándolo superficial y farandulero, era un culto. Lector impenitente, podía recitar largos versos de poesía clásica, amaba el cine y la mejor literatura, formado en la escuela de la revista Bohemia que fundara Miguel Ángel Quevedo en 1909.

En una época de bipartidismo cerrero, Álvaro H. Caicedo acogió por igual a liberales y conservadores y puso su diario a la par de El País, otrora su única competencia después de la desaparición del diario liberal El Pueblo, de la familia Londoño.

Hijo de Hernando Caicedo y Cecilia María González. Su padre fue fundador de los ingenios Riopaila, Central Castilla y la empresa Colombina; hermano de Belisario, Jaime H. e Irma. Fue concejal de Cali, Representante a la Cámara y Senador de la República, espacios donde dio a conocer su pensamiento en una oratoria mesurada, ajena al dicterio y la altisonancia. Como Álvaro Gómez Hurtado, pensaba que el político, como el torero, nunca debe estar fuera de lugar. Su postura política era eso, ante todo un modelo en escena donde debía primar la estética, el respeto al oponente.

Su ejemplo tenía que ver con los principios y una natural sencillez que lo llevaba a distinguir y rescatar campañas y empresas que pasaban desapercibidas para otros. Los reporteros del diario de la 12 sabíamos que nuestro director tenía un antepasado hecho bronce en la cercana Plaza de Cayzedo, algo que pasaba desapercibido en su carácter. El descendiente de don Nicolás Caicedo de Hinestroza, Alférez Real de Cali, acaba de pedir la barca de Caronte para pasar al otro lado, al Hades.
Lleva consigo la medalla de la diafanidad y el servicio. Por los caminos de Cañasgordas, Tapias, Alisal, Piedechinche, Coronado, Papagayeros, Mulaló, El Overo y Bugalagrande, se repetirá siempre su nombre.

Sinceras condolencias a sus hijos Rodrigo, María Isabel y Eduardo.

Sigue en Twitter @cabomarzo

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