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Impuestos contra la desigualdad

Una de las grandes ausencias en los pocos debates de esta somnolienta...

4 de mayo de 2014 Por: Mauricio Cabrera Galvis

Una de las grandes ausencias en los pocos debates de esta somnolienta campaña electoral es la discusión sobre la enorme desigualdad en la distribución del ingreso y la riqueza, y las correspondientes propuestas para disminuirla, a pesar de que este es uno de los grandes desafíos económicos y sociales de nuestra sociedad y del mundo actual, como lo han denunciado desde el Papa Francisco hasta el presidente Obama.Para ser objetivo hay que reconocer que en lo poco que se conoce de los programas de los candidatos si hay algunas referencias al problema, pero solo a la desigualdad en el ingreso (la de la riqueza ni se menciona), y el lugar común de insistir en la educación como el mejor camino para reducirla. Lo que no dicen es que, si bien las mejoras en la educación son urgentes, su impacto sobre la redistribución del ingreso solo se verá, en el mejor de los casos, dentro de una o dos generaciones.En el discurso del presidente Santos si aparecen algunas propuestas enfocadas a la redistribución de la riqueza, como el aumento del número de colombianos con casa propia (aunque es equivocado dar vivienda totalmente gratis) y sobre todo las políticas de víctimas y restitución de las tierras usurpadas por narcos paramilitares.Un debate interesante entre los candidatos sería conocer su opiniones frente a propuestas como las planteadas por Piketty en su libro “Capital in the Twenty-first century”: impuestos confiscatorios a los más altos ingresos, impuestos progresivos a la renta y al patrimonio e impuestos a las herencias.Respecto de los altos ingresos, después de la II Guerra Mundial en Estados Unidos e Inglaterra se establecieron tasas impositivas hasta del 90%, mientras que en Alemania y Francia llegaron a niveles del 70% y 80%. Con los gobiernos ultra conservadores de Tatcher y Reagan en los dos primeros países las tasas se redujeron al 40%, y con Bush hijo al 35%, con el pretexto de estimular el crecimiento económico; en los otros dos también se redujeron pero solo hasta el 50%, y en ninguno se lograron los ritmos de crecimiento esperados.La propuesta de Piketty es un impuesto del 80% para ingresos mayores a USD 500.000 anuales y del 50% para aquellos superiores a USD 200.000. Sus análisis y la evidencia empírica le permiten afirmar que estas tasas no perjudicarían la economía, sino que permitirían que los frutos del crecimiento se repartieran mejor. ¿Qué hacer en Colombia donde el impuesto efectivo que pagan los más ricos es solo el 3% o 4% de sus ingresos?También en los impuestos a las herencias Estados Unidos e Inglaterra adoptaron políticas muy progresivas en el período de la posguerra, con impuestos hasta del 80% a la riqueza heredada, que fueron reducidos al 40% por los gobiernos conservadores. En Colombia la reforma tributaria del 2012 hizo un gran regalo a los herederos de las grandes fortunas bajando el impuesto a solo el 10%.Para el impuesto al patrimonio la propuesta es de unas tarifas anuales de 1% para patrimonios entre 1 y 5 millones de euros, y de 2% para los superiores a esta suma.Estas son propuestas idealistas en las sociedades actuales; de hecho Piketty las califica como una “utopía útil” y necesaria, no para destruir el sistema capitalista, sino para que pueda sobrevivir a su tendencia estructural hacia la desigualdad y la creciente concentración de la riqueza en pocas manos. Las únicas alternativas son esperar otra guerra que destruya la riqueza o una revolución que la redistribuya a la fuerza.

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